15. CASTING

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Preparo la ducha del jefe en silencio, cuando creí que este día sería mejor que ayer, me equivoqué demasiado. Rocío esencias y sales de baño que huelen divinamente, una mezcla de frescura, cítricos y algo que me parece té, al menos así me huele. Después, anuncio al jefe que ya puede entrar.

—Debes mandar mi ropa a la tintorería —indica entregándome el saco que acaba de quitarse.

—A sus órdenes, señor —respondo avergonzada, ahora que lo pienso, fui muy atrevida intercambiando los caracoles de mi jefe.

—También la que tengo en casa, recuerda llevártela por la noche.

Continúa desabrochando su camisa, me quedo como boba viéndolo desvestirse, sin poder quitar mis ojos de ese cuerpo que me tiene maravillada. No sé que tiene el Sr. Black que me hipnotiza, no es la clase de hombre que vuelve locas a las mujeres con su físico musculoso, para nada, pero tiene un algo.

A parte de su vergota, hay algo, que impide que cualquier mujer que lo mire, pueda apartar los ojos de él.

Me entrega la camisa, tampoco es que a él le importe que lo esté mirando, simplemente se quita la ropa como si yo no estuviese. Sus manos van al botón de su pantalón y lo abren, de manera inconsciente me relamo los labios, a pesar que me dejó claro que no me ve con otros ojos que no sea como jefe, yo sí lo veo a él como el hombre suculento que es.

Espero ansiosa que se baje el pantalón y el bóxer para ver de nuevo esa polla bonita, pero justo cuando va hacerlo, mi móvil suena haciéndome respingar. Lo saco y miro en la pantalla el número de Chema, ya se me hacía extraño que no hubiese llamado antes para reclamar lo del uniforme de su amiga.

Cómo no quiero que escuche mi graciosa conversación con Chema, salgo del baño dejándolo solo y tomo la llamada de mi amigo, preparándome para lo que va a decir.

—¿Estás loca, Candy? —grita apenas he presionado el icono verde.

—Chema —digo bajito—, ahora no puedo hablar, estoy trabajando.

—¡Candy! ¿Cómo se te ocurre llevarte el uniforme de Carol Ann? —exclama en voz alta, me encojo contra la pared recibiendo la reprimenda, Chema nunca se había enojado así conmigo.

—Fue una urgencia, entiéndeme, cuando regrese al departamento hablamos.

—¿Cómo se supone que irá Carol a trabajar? Tenemos que irnos ya.

—Debió despertar más temprano, para que le diera tiempo ir a su casa. ¿O pensaba ponerse el uniforme sucio?

—Eso no es asunto tuyo, devuelves el uniforme hoy mismo —exige, yo resoplo.

—Está bien, en la noche nos vemos. —Termino la llamada con un gruñido de mi amigo.

Son casi las dos de la tarde y apenas despiertan, se molesta porque tomé prestado el uniforme, pero si se levantaran más temprano podría haberlo solucionado. No es solo mi culpa.

—¿Problemas con su novio? —pregunta el Sr. Black desde adentro del baño, seguro escuchó la conversación por más que hablé bajo.

—No, Chema no es mi novio —respondo entrando de nuevo, tomo el pantalón y su ropa interior, conteniendo el impulso de llevármela a la nariz para olerlo.

¿Me veré muy acosadora si hago eso?

Prefiero no averiguarlo. Saco un gancho para ropa y coloco el traje que se acaba de quitar mi jefe.

—Me pareció entender que vive con él —continúa.

—Sí, vivimos juntos, pero no somos pareja.

—Es algo extraño que un hombre y una mujer vivan juntos y no sean pareja —opina.

LA ASISTENTE PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora