37. A SUS ÓRDENES, SEÑOR

40.8K 4.5K 3.3K
                                    

No poder dormir es algo común desde que conocí a Montgomery Black, pero amanecer odiando todo no. Pasé la noche entera dando vueltas en mi cama, repasando cada suceso de la noche y llegué a una conclusión. Montgomery Black es un pendejo. Estoy cansada de esto, que por momentos haga latir mi corazón sin sentido y al siguiente segundo lo rompa con sus estupideces.

No lo entiendo.

No, realmente sí lo entiendo.

Y eso es lo que más me enfurece, comprender a la perfección lo que sucede, sus berrinches y provocaciones. Quiere follarme, es tan obvio. Pero es tan supremamente imbécil que no es capaz de decirlo claro, pretende que sea yo quien se lo pida y eso jamás va a suceder, nunca seré como el montón de asistentes que se le lanzan encima.

Nunca.

Me levanto antes que mi alarma suene y me meto a la ducha, con agua fría, para despejarme la cabeza y despertar del todo, porque me siento sumida en una especie de letargo debido a la rotundidad de mi decisión. Es definitivo que me voy de la productora y de aquí a que termine el congreso, haré mi trabajo lo más profesional y alejada de mi jefe.

Me visto con una traje bastante formal, sujeto mi cabello en una coleta alta y aplico solo un poco de maquillaje para no parecer muerto viviente. Me dirijo a la habitación de mi jefe para prepararle la ducha, toco dos veces antes de tomar el pomo de la puerta y abrir, sin embargo, este no gira, porque la puerta está cerrada desde adentro.

—¿Sr. Black? ¿Está despierto? —Vuelvo a tocar.

Pero no responde. Debe estar ahí dentro porque yo no he dormido nada ay no lo escuché salir. Me siento en el sofá con la tableta y el móvil en la mano y espero. Si no sale en veinte minutos comenzaré a llamarlo o a llamar a los colaboradores si es que no está aquí. Al cabo de quince minutos sale de su dormitorio, listo para comenzar a trabajar, tan impecable como siempre y oliendo divino.

Contengo las ganas de suspirar. No voy a volver a suspirar por este individuo.

—Buenos días, señor —digo poniéndome de pie para seguirlo, ya que no se detiene hasta alcanzar la puerta de la suite.

—Buenos días —responde escueto, rígido y con más cara de culo que nunca.

Camino detrás de él como acostumbro. Bajamos al restaurante y solo tomamos café en completo silencio, bastante incómodo y tenso, pero que no hago nada por romper, no pienso hablarle si no es para algo relacionado al trabajo y él parece decidido a ignorarme por el resto de la eternidad.

Pues a la chingada, yo también puedo ignorarlo.

—En diez minutos comienza la conferencia de Damien Rube sobre juguetes —informo, tengo entendido que quiere estar presente.

—Daremos una vuelta rápida por la zona de la expo y luego nos dirigimos a la sala dos.

Asiento mecánica y me pongo de pie para continuar con mi rutina de seguirlo cómo perrito. Los stands de la expo son alucinantes. Hay de todo tipo, con juguetes, ropa, de artículos personales y sexuales, informativos, y de dating. Los recorremos a fin de verificar que todo esté desarrollándose correctamente y después entramos en la sala dos, a la conferencia de Damien.

Nos sentamos en la segunda hilera al frente, mi jefe en la silla a lado del pasillo y yo junto a él. La charla da inicio con el hombre mayor hablando de como el mundo evoluciona y con ello deben hacerlo las industrias dedicadas al negocio del placer. Su empresa tiene como objetivo proporcionar experiencias más que simples juguetes, cada uno está diseñado para que su uso sea en extremo satisfactorio.

Muestra la nueva línea de juguetes para hombres y mujeres en los que trabajó el año pasado y que está de lanzamiento justo ahora, en este congreso, mientras un par de modelos desnudos hacen la exhibición de su uso. Es bastante explícito y definitivamente te da curiosidad por usarlos. Al menos a mí me dan ganas de saber, que se siente tener un vibrador en el culo mientras el otro extremo del juguete succiona tu clítoris.

LA ASISTENTE PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora