CAPÍTULO NUEVE

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Horas después, cuando Jimin mismo se despertó, la habitación estaba sumida en silencio. El televisor había quedado en silencio y su luz era lo único iluminando la estancia. La noche había hecho acto de presencia y la brisa fresca de la tarde se colaba por las ventanas que habían olvidado cerrar.

La piel de los brazos de Minie estaba erizada, quiso moverse para cerrar las ventanas o siquiera correr las cortinas, pero se dio cuenta de que estaba siendo presionado en contra del sofá. Por un cuerpo. Por el cálido cuerpo de un Jungkook dormido sobre él.

Instantáneamente sonrió, se sentía como una extraña victoria ver que al final Jungkook había sucumbido al sueño. Entonces, cayó en la cuenta de la posición en la que estaban y todo el aire escapó de sus pulmones.

Oh, Dios...

De algún modo, durante las horas de descanso, Minie se había extendido por completo en el sofá y Jungkook se había amoldado a él. Éste tenía su cabeza sobre el pecho del chico y una de sus grandes y frías manos descansaba sobre su corazón que había comenzado a atronar de tal manera que Minie estaba seguro lo despertaría de los golpes que daba.

Apenas podía verle la cara que tenía inclinada hacia abajo, peros su facciones normalmente duras estaban en un relajo total. Confiado, eso era.

Su piel blanca relucía con las luces que proyectaba el televisor sobre su rostro y sus labios ligeramente abiertos dejaban caer su aliento cálido que se unía al calor que se estaba anidando en el pecho de Jimin.

Esto era una tortura...

El chiquillo intentó moverse pero Jungkook era mucho más grande que él y no consiguió nada. Extrañamente, había podido dormir con el hombre tendido sobre él sin quejarse del peso pero ahora no había modo en que no notara las diferencias en los cuerpos de ambos.

Jungkook era grande. Su espalda era endemoniadamente grande por sí sola, tensa contra la camiseta y Minie, ya resignado a la posición para no perturbar el sueño de quien lo estaba usando como almohada, se encontró muy interesado en ella. Cuando habían sido unos críos, o más bien, él lo había sido, Jungkook le había atraído porque era un chico amable. No amoroso, pero sí consciente. Si Yoongi lo arrastraba a algún lado, Jungkook iba sin rechistar, incluso si eso lo hacía pasar tiempo incomodo en compañía de su hermano menor. Sin embargo, en estos momentos Minie se iba a tener que controlar a sí mismo o iba a caer enamorado nuevamente y ésta vez, iba a tener que añadir los atributos físicos también a su lista de cosas que le gustaban de Jungkook.

Qué pestañas tan largas posee, Minie se estaba justo planteando cuando éstas comenzaron a revolotear y dejar al descubierto un par de somnolientos ojos claros.

Todo Jimin se tensó.

No había pensado en la posibilidad de que Jungkook se despertase... Demonios, estaban en problemas. Toda la emoción cálida que se había filtrado en él se convirtió en alarma y la sangre escapó de su cabeza corriendo al sur, lo que iba a ser difícil de explicar en términos sensatos.

Acostumbrado a dormir pocas horas y en lugares extraños por su oficio, Jungkook se sentía como si justo ahora estuviese totalmente reposado y a gusto contra una cálida cama... cálida cama que se movía al ritmo de una respiración agitada.

Intentó no moverse en un principio para no crear un gran alboroto de lo que seguro era un enredo de circunstancias, pero tan pronto abrió los ojos y se topó con lo cerca que Minie estaba, se encontró en un lío. Uno que, si no se equivocaba, Minie estaba sufriendo también.

Había algo en la cintura baja de Jimin que estaba comenzando a presionarse contra Jungkook y éste, lejos de sentirse asqueado como se dijo que debería, estaba respondiendo a ello.

En algún lugar del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora