—A Jung Hyung vamos a tener que procesarlo —Le estaba informando el detective. Jungkook aun podía escuchar los gritos de su hermano desde la celda en donde le habían dejado. —No está bajo la influencia de ninguna droga en este momento en específico y ha cometido un par de delitos.
—Agredió a Jimin, el muchacho que estaba allí. No sé más que eso, si fue de gravedad... —Las palabras se perdieron en su garganta.
El oficial asintió comprendiendo que le era difícil la situación.
—Se le tomó declaración al chico, solo dijo que fue un asalto, que no fue herido por Jung Hyung. De todas maneras, tenemos informes de atracos en los días pasado que concuerdan con su descripción, el fiscal que tomará el caso tendrá que determinar el resto.
Jungkook se pasó una mano por el rostro, evidentemente cansado. La noche había sido larga y en ese punto, ya no le importaba el destino de su hermano, salvo que lo quería lo más lejos posible de él.
—Voy a necesitar un par de firmas, así que quédate por aquí. Hay un teléfono a la vuelta, puedes hacer las llamadas que necesites —El detective tomó el informe y se retiró.
El primer pensamiento de Jungkook fue para Jimin, pero sus dedos se encontraron con el teclado del teléfono y marcaron un número por completo diferente. Tres tonos sonaron antes de que la llamada fuese contestada.
—¿Diga? —la voz rasposa y somnolienta de su padre llegó hasta su oído. Jungkook se quedó sin aliento.
—Papá, es Jungkook. —dijo cerrando sus ojos, preparándose para lo que se venía. —Necesito tu ayuda.
—¿Qué ha pasado, hijo? —preguntó de inmediato el señor Jeon y su hijo hubiese querido responder que todo.
Todo le estaba pasando y se sentía caer a pedazos. En su lugar, le informó del problema con su hermano:
—Tienen a Jung Hyung, hubo un... un... —Jungkook maldijo para sus adentros. —Hubo un enfrentamiento con él, está fuera de sus cabales.
—No te preocupes, me haré cargo. —Se escuchó el susurro de las ropas y la respiración pesada de su padre seguramente incorporándose de la cama. Jungkook se sintió culpable de importunarlo.
El señor Jeon no era un hombre demasiado mayor, pero con dos hijos crecidos tampoco estaba en sus años más vitales.
—En realidad, está ya todo listo. Hay todo un caso detrás de sus pasos, lamento mucho que esto llegara hasta este grado, creí poder controlarlo. Yo solo... solo quería que tú y mamá no tuvieran que pasarlo peor de lo que ya lo han tenido. —Había tal aprensión en sus palabras que traspasó la línea telefónica. —Por sus actos, a Jung Hyung le van a enjuiciar apenas salga el sol y no creo que sea una sentencia blanda... yo, lo siento mucho.
Su padre se aferró al teléfono.
—Jungkook, que esto no es tu culpa. Tu hermano es un hombre y como hombre asumimos nuestros actos, ¿Qué no te he enseñado nada yo? —Su hijo guardó silencio a lo que el hombre mayor suspiró temiéndose todo lo que se había estado callando. El chico tenía esta inclinación por cuidar de todos, por devolverles la mano a sus padres que no habían hecho más que tenderle una mano porque así correspondía. —Debiste decirme las cosas desde un principio, es tu única falta. Lo demás no te corresponde, mucho menos con Jung Hung, ese muchacho sí que va a escucharme esta vez.
Jungkook sintió solo calidez hacia su viejo padre.
—¿Podrías decirle tu todo a mamá? —preguntó como pidiendo.
Su padre refunfuñó.
—Faltaba más, claro que sí. Es nuestro asunto, no el tuyo. Ya hiciste suficiente. —Sin quererlo, Jungkook sintió que un peso se levantaba de sus hombros. Si su padre tomaría las riendas, entonces todo iba a estar bien. Siempre había sido así. —¿Algo más?
Jungkook dudó.
—No, no por ahora —dijo de manera dubitativa.
Aun a kilómetros de distancia, un padre es un padre y el teléfono no impide intuir las cosas. Así que sintió que debía decir lo siguiente.
—No vale la pena pelear cuando es un caso perdido hijo, quiero que lo recuerdes. El resto del tiempo te levantas y sigues. Siempre sigues, sin importar nada. ¿Está bien?
Jungkook tragó duro.
—¿Por qué me dices eso?
El señor Jeon hizo un ruido esquivo.
—Sentí que debías escucharlo. Como también el hecho de que te amo. —Y sin más cortó, dejando a su hijo oyendo el sonido muerto del teléfono.
El resto de la noche fue lenta, se extendió por encima de Jungkook dejando a su cuerpo exhausto, mucho más que cualquier turno doble de trabajo que hubiese tomado nunca. Se sentía terrible solo tener que estar allí y esperar. Las últimas horas se repetían en su cabeza como una mala película sin termino. Y solo podía fijarse en sus errores, en lo que dijo y lo que no. En lo que debería haber hecho y reprimió. El ritmo rápido de la comisaría no fue capaz de absorberlo, pues su cabeza estaba encerrada con temas más importantes y tortuosos.
Tuvo que prestar su declaración nuevamente a eso de la madrugada, dio su firma y su número para ser llamado cuando se le requiriera, así como presentarse al juzgado cuando el caso fuese expuesto. Su hermano fue sacado de la celda de aislamiento y llevado esposado hasta el carro de policía que lo llevaría hasta el centro donde tendría que reunirse con sus padres. Los hermanos no cruzaron miradas, rehuyéndose ahora que se habían visto las verdaderas caras.
Jungkook se fue a casa tras todo lo que podía pasar, el sol ya había asomado en el cielo, comenzando a iluminar de manera tenue las calles. No emitía calor, pero su luz hacía que las cosas se vieran un poco menos terribles. No es que eso ayudara al interior de Jungkook que se sentía como que no había consuelo para todo lo que había pasado, ni menos, para todo lo que se venía al llegar a casa.
Ni sabía como es que miraría a Jimin cuando lo tuviera enfrente. Iba a tener que decirle la verdad y jamás había estado tan aterrado de tener que hablar. Estaba en un punto muerto. La conversación con él definiría el resto de... bueno, de todo. Pero eso pareció palidecer, al entrar su apartamento y encontrarse con el silencio como saludo. Todo estaba tal cual como lo dejó antes de salir, los restos de la velada en la mesa del comedor, más ni un alma alrededor. Y tras mirar en la habitación principal, fue aun peor.
Todo estaba en su lugar. ¿Por qué todo estaba en su lugar? No tenía que ser así, no con Jimin allí. La puerta a la habitación que había sido para Jimin inicialmente se encontraba cerrada, fue hasta ahí con precipitación.
—¿Jimin? —llamó por si las dudas, pero más silencio le respondió. El cuarto era un desastre en revoltijo, como si alguien hubiese tomado las cosas apresurado y Jungkook podría jurar que él había visto a Minie dejar todo en orden en los pasados días, sin usar ese cuarto desde que compartían la cama.
Se afirmó a la perilla de la puerta, en busca de aire y divisó así la nota sobre la cama. No hubiese reparado en ella, de no ser porque lucía pulcramente doblada, como si esperara por él.
Solo contenía dos palabras.
Se acabó.
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En algún lugar del corazón
FanfictionJimin acaba de mudarse a New York. Se ha reencontrado con su mejor amigo de toda la vida, empieza las clases en la mejor escuela de artes del mundo y su cabeza va a la deriva. Después de todo, sólo tiene veintiún años. Jungkook, por su parte, está...