CAPÍTULO TRECE

6.3K 1K 21
                                    

La primera semana fue una prueba que tanto Jungkook como Jimin estaban dispuestos a pasar a como diera lugar. Ellos serían amigos de nuevo, sí o sí.

Para el primero, lo más difícil de sortear era hablar con el chico sin meter las patas, siendo capaz de controlar las reacciones de su cuerpo ante el contacto.

Para el segundo, se trataba por otro lado, de no dejarse llevar ante las emociones que le abrumaban por casi cualquier cosa.

En el trabajo, Jungkook fue bendecido con las contrataciones de tres nuevos enfermeros, lo que por supuesto, arregló su horario de sobremanera y en vista de su plan de pasar más tiempo con su huésped, tomó todos los turnos que le dejaran el tiempo suficiente para verlo tanto en la mañana como por la tarde.

Los desayunos se volvieron interesantes para Jungkook, por primera vez en mucho tiempo, tenía a alguien que tarareaba a su alrededor mientras preparaba huevos y tomaba su café.

No ayudaba mucho el hecho de que Minie se levantara con playeras y escasa ropa interior de fuertes colores que parecían gritar llamando su atención, así que pronto se encontró pidiendo por la época fría, en donde el chico se vería obligado a usar pijamas. Aunque era un problema menor y mientras mantuviese su mirada por encima de la cintura del chico, podía con ello.

—¿Qué está mal? —preguntó una mañana. Jimin estaba sentado en el comedor removiendo la cuchara en su plato de avena. No es que la avena se viera de algún modo apetecible, pero él era ávido en comerla normalmente.

—Nada está mal —el chico ofreció, sin embargo, su voz lo delataba.

Jungkook estaba recogiendo sus cosas en torno a los cuadernos que Jimin había dejado tirados al azar. Su teléfono no estaba por ninguna parte.

—Ni siquiera tengo que mirarte para saber que algo no marcha bien, ¿Qué es? —Él buscó bajo una pila de camisas con diseños y allí estaba lo que necesitaba, ¿Cómo había llegado hasta allí? Apostaba una extremidad a que la noche anterior lo había dejado en la mesita al lado de su cama.

—¿Por qué crees que algo no va bien? —Jimin preguntó haciéndose el distraído.

Jungkook le miró como si fuese obvio.

—No estás cantando. Prácticamente escucho a tu cerebro desde aquí. —Él miró su reloj de pulsera, aun tenía unos minutos. Tomó una silla y se sentó cerca de Minie. —Vamos, cuéntame.

En los pasados días lograban hablar de cualquier cosa con total naturalidad. Jungkook planeaba todo el día algún tema base sobre el que comenzar y el final era una sorpresa bien recibida.

Minie dejó su aliento salir en cortas respiraciones antes de mirar a los ojos a Jungkook. Éstos eran tan amarillos como era posible y en él surtían un extraño efecto. Le ponían nervioso, temblaba cada vez que se le quedaban fijos sobre él y algunas ocasiones, como ésta, se sentía como que estuvieran al pendiente solo de él, lo que tampoco se sentía nada de mal.

—Aun no tengo una entrevista con Vogue y no he tomado ninguna campaña publicitaria. —exteriorizó finalmente.

—Oh, ¿y no has hablado con tu agente sobre ello?

Jimin asintió.

—Lo hice, él dice que no tengo nada de lo que preocuparme, pero es solo raro. Cuando estaba en Corea, Vogue parecía totalmente interesado en mí y ahora... —Minie dejó a su voz perderse, sintiéndose abatido.

Allí estaba de nuevo esa nota de angustia en su voz que Jungkook no podía soportar. Simplemente despertaba algo en él que lo hacía desear poder protegerlo. Jungkook se inclinó hacia adelante sin darse cuenta de ello.

Últimamente hacía mucho eso. Hacer las cosas solo porque su cuerpo las sentía y el problema era que cerca de éste muchacho en particular, él sentía demasiado.

—Oye, tienes que relajarte. No entiendo cómo es que se mueve todo éste mundo del modelaje y esas cosas, pero estará bien. Tienes tus clases de las que preocuparte, enfócate en ellas.

Los labios de Minie se cerraron en una línea apretada.

—¿Esto es sobre dinero? —Jungkook preguntó. —Porque si es así, no tienes de qué preocuparte, sabes que aquí no tienes que pagar nada y yo puedo...

Jimin negó con vehemencia.

—No es eso, tengo mis ahorros y ya hemos hablado sobre compartir los gastos. —dijo insistente. Él había tratado de sacar el tema a colación, para ser más claros, pero Jungkook solo lo desechaba en cada ocasión. —Esto es sobre mi trabajo.

El buscador de Jungkook sonó anunciándole que era momento de marcharse si quería llegar a la hora. El metro en verdad colapsaba por las mañanas. Echó su silla hacia atrás haciéndola chirriar en contra del piso de madera, no obstante, no se levantó.

—Minie, todo saldrá bien, confía en mi —dijo y sonrió. El chico seguía con la mirada perdida. Alargando su mano, por puro impulso, tomó una de las de Minie entre las suyas, llamando así su atención —Déjalo ir.

Minie le miró aun sin convencerse. Él podía ser muy obstinado cuando algo se le metía a la cabeza y justo ahora, llevaba el tema prácticamente pegado a cada pensamiento que tenía, no obstante, esto murió, cuando Jungkook levantó la mano que sostenía e hizo la cosa más impensable. Se la llevó a los labios y depositó un beso en sus pálidos nudillos.

Minie no supo si fue consciente de ello, pero para él fue algo que no pudo dejar pasar. Un calor abrazador le recorrió de pies a cabeza, asentándose en sus mejillas que sintió arder. No se sentía capaz de recuperar su mano, ésta estaba laxa entre las grandes y morenas de Jungkook.

—Prometo que todo tomará su lugar pronto y hasta entonces, no te volverás loco sobre ello. Sé lo quisquilloso que puedes llegar a ser, llevo años escuchando las quejas de tu hermano. —Él le dio una última mirada intensa, dejó su mano ir y se puso de pie luciendo de pronto con prisa. —Me tengo que ir, te veo a la noche.

Él prácticamente corrió a la puerta. Minie estaba muy aturdido para responder. Cuando se recompuso, Jungkook ya se había marchado y él estaba solo con nuevos pensamientos que le hicieron suspirar entrecortadamente.

Jungkook parecía tocarlo siempre de manera inconsciente y era justo en esas veces, cuando pillaba a Minie más vulnerable. Sin su autocontrol, Jungkook se metía bajo su piel. Sin estar preparado, Jungkook le gustaba cada vez más.

En algún lugar del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora