CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

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Jungkook estaba de pie donde Jin le había dejado, su mirada seguía estando perdida y Minie no se sentía con ánimos para mirar profundo por el hombre al que deseaba.

El juntar a todos sus amigos para una noche en casa, había sido una idea de Jungkook una noche cualquiera, Minie había estado tan sorprendido y encantado, que se había encargado de todo; congeniarlos y luego ser un anfitrión perfecto. Ahora, él solo quería irse a la cama y que el día siguiente llegase pronto.

Recogió todo para llevarlo hasta el lavavajillas sin mirar a Jungkook, este sabía que no era el mejor momento para hablar de lo que estaba mal, así que se fue a la ventana dejándolo hacer y en un gesto inconsciente, los ojos de Jimin se aguaron de pura molestia.

—Ahí están de nuevo —habló Jungkook de repente. Minie sabía a que se refería, viéndolo ojear calle abajo. Los protestantes se estaban reuniendo cada vez con más frecuencia, con pedidos más claros y gritos que se escabullían por las rendijas de las ventanas cerradas. —El recordatorio constante de que podría pasarnos.

Minie se detuvo a mirarlo.

—¿El contagiarnos de sida, quieres decir? —Dejó los platos de vuelta sobre la mesa. —¿Por qué lo dices? No andamos teniendo sexo por ahí, no debería de tocarnos.

Jungkook no le escuchaba, no realmente. Él se encogió de hombros.

—Puede. Es otra de las tantas cosas que nos puede tocar.

A los homosexuales.

Él no lo dijo. Pero últimamente se refería a ellos de una manera no verbal.

Jimin estaba ya harto.

—Me voy a la cama. —anunció y se fue al cuarto. A medio camino, la mano de Jungkook interceptó su brazo.

—Espera. —pidió a media voz. —Sé que no fui la mejor compañía hoy, o...

—No quiero hablarlo.

—Es solo... lo estoy intentando y hay días en que no es fácil.

Los ojos de Jimin se cerraron pidiendo por paciencia.

Amar a una persona no se supone que sea fácil. Cuando se ama, se hace incluso en los días feos, incluso cuando esta no se ama a sí mismo. Él suavizó su propia mano sobre los dedos de Jungkook.

—Sé que lo intentas, por eso solo vámonos a la cama —En su voz había una súplica tranquila por dejar todo pasar, hasta que mejorara, pero Jungkook no pareció captarla.

—Amar para nosotros significa que todo se irá a la mierda.

Aquello fue el desborde del dique.

Jimin recuperó su brazo de un tirón, harto de sutilezas y contemplaciones.

—No sé qué sucede contigo. Un día todo está bien y al otro te encierras —Jungkook abrió la boca y Minie alzó la mano, para silenciarlo. —Damos un paso en la dirección correcta y retrocedemos dos. Nadie dijo que estar juntos iba a ser fácil, es cosa de probar y pensé que te dabas cuenta de que los tiempos cambian.

Jungkook se rio de manera ebria. Una punzada de advertencia para Minie de que no deberían de estar hablando de eso en su estado, pero no había nada que hacer para recuperar las palabras.

—Los tiempos cambian —se burló el doctor caminando. —La gente no lo entiende.

—Querrás decir que tú no lo entiendes.

Jimin le siguió hasta la sala. Jungkook miró a su alrededor sin reconocer nada en lo absoluto. El chico se había ido apoderando de espacios o más bien, él se los había cedido. Estaban viviendo juntos. Estaban viviendo juntos, ya no compartiendo un piso y el sentimiento le ahogaba.

—No sé qué hacer con esto —dijo refiriéndose a lo real que se sentía todo en ese instante.

El hermoso chico frente a él quería pelear. Jungkook veía en sus ojos la decisión, el hartazgo por la situación, aun así, se le acercó con un gesto medido.

—Jungkook, amar a otra persona jamás podrá ser algo incorrecto... y si la gente no puede verlo, eso ya es asunto de ellos.

Eso fue como una bofetada. Jungkook negó pensando en todo lo que estaba sobre la línea de fuego. En el rostro de Jimin cuando lo mencionó como su compañero de piso y no su pareja. En el rostro de todos al darse cuenta de que no estaba asumiendo lo que era más que obvio y que ya todos aceptaban. En las palabras de Jin antes de irse: "No arruines las cosas con Jimin solo porque tienes miedo"

Él hubiese querido dejar todo ahí e irse a la cama para abrazarse al cuerpo de Minie y dormir, en lugar de eso, siguió hablando:

—Tu no lo comprendes tampoco. Está mi familia, cuando se entere de esto y mi religión... —Sus ojos se abrieron como platos cayendo en la cuenta —Mi madre quiere tener nietos, ¿qué le voy a decir cuando no pueda dárselos?

El gesto de Jimin se torció echándose atrás.

—Pero podrás hacerlo, —dijo cauteloso —puedes adoptar o rentar un útero, hoy en día hay muchas cosas...

—No haré eso. —La negación en Jungkook no admitía argumentos —Yo también quiero un niño que sea mío, con...

No terminó esa frase. Gracias a Dios, no terminó esa frase. Él esquivó los ojos de Minie, pero el muchacho podía leer sobre él.

—Con una mujer. —dijo en un suspiro desinflándose.

—No he dicho eso.

—No hacía falta que lo dijeras, lo escuché fuerte y claro de todos modos. —El labio de Minie tembló ante la pelea y todo lo que se estaba diciendo. Él sabía que Jungkook no lo estaba llevando de lo mejor, pero no había pensado en la profundidad de sus cuestionamientos y debiera de hacerlo, tal vez. Ponerse de su lado y ayudarlo a ver la luz al final del camino. Pero no podía. Porque amaba a Jungkook, eso estaba claro, pero también se amaba a sí mismo y no podía entregar su coraza más de lo que ya había hecho. —Dime algo Jungkook, ¿Qué hago yo aquí, entonces?

La cabeza del doctor se balanceó en su dirección.

—¿A qué te refieres? —preguntó con miedo, como presintiendo lo que se avecinaba —Vives conmigo.

Jimin dio un paso al frente con determinación.

—Sabes a lo que me refiero. —Se miraron a los ojos. Si no hubiesen estado tan sumidos en sus propias emociones, ambos hubiesen visto el dolor que aquejaba a cada uno, pero no fue el caso. Jimin cargó con todo —Solo tengo veintiún años y mi carrera está despegando, puedo tomar todas mis cosas y salir de aquí sin mirar atrás. Vogue me llamó esta mismísima mañana —Eso pareció llamar la atención de Jungkook. Jimin estaba emocionadísimo con la noticia, había tenido toda la intención de contarla durante la cena, sin llegar a hacerlo en vista de todo. Ya no importaba de todos modos. —Estoy de pie ante ti, porque estoy enamorado de ti. ¿Qué me vas a decir a mí? ¿Qué desecharás a un lado lo que te estoy ofreciendo porque quieres complacer a la sociedad, porque quieres darles nietos biológicos a tus padres, porque quieres tener una familia "normal" heterosexual, es eso? —Su labio volvió a temblar con nerviosismo, pero su voz era firme como su convicción. —¿Quieres seguir mintiéndote a ti mismo porque te es más fácil? Solo dime algo, porque yo ya no sé qué decir.

Y Jimin esperó. Esperó a que Jungkook dijese algo, a que dejase de pasearse por la habitación y soltase el cabello que se retenía a montones.

Esperó por una respuesta que nunca llegó.

En algún lugar del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora