CAPÍTULO DOCE

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Jungkook tenía dieciocho años y estaba en la obra escolar acompañando a Yoongi. Hacía calor y la camiseta que llevaba picaba en el cuello, por lo que no dejaba de rascarse, cosa que se detuvo de pronto.

El telón del escenario había sido abierto y un chiquillo delgado de ojos claros se paró justo en el medio. Estaba vestido con algún traje de época con florituras en los puños de la camisa y registró la audiencia con preocupación mal disimulada en su rostro.

—Oh, demonios, se va a congelar —Yoongi dijo al lado de Jungkook, haciendo a éste fruncir el ceño.

—No lo creo, no...

La música sonó desde los altavoces y aunque Minie abrió la boca, nada salió. Yoongi puteó.

—Te dije que se congelaría. Estuvo perdiendo la cabeza toda la noche.

Jungkook le propinó un codazo.

—No seas así, a lo mejor solo necesita apoyo —alegó. No sabía por qué ver el rostro compungido del hermano menor de su amigo siempre hacía a su estómago retorcerse, pero simplemente no podía lidiar con eso. Yoongi estaba casi escondiendo la cabeza, así que a regañadientes e impulsado por quién sabe qué, agarró el brazo de su mejor amigo y lo alzó en el aire.

—¡Aquí, Minie! —gritó con todo lo que tenía, lo que fue un mal movimiento cuando todos los ojos del público se volvieron hacia ellos.

—¿Por qué has hecho eso? —Yoongi le siseó bajito recuperando su brazo y regalando una sonrisa fingida a todo el mundo.

Jungkook iba a decirle que por Minie obviamente, pero no fue necesario. Sonrió simplemente y apuntó al escenario para demostrar su punto.

—Por eso.

Yoongi siguió el dedo de su amigo y se fijó en el rostro de su hermano por entero transformado, ya no había nervio alguno allí. Irguió los hombros y él mismo le hizo una seña a alguien detrás del telón para que la música comenzara de nuevo.

Era una transformación completa, el chico les dio un pequeño guiño que hizo reír a Jungkook de forma estrangulada, antes de comenzar a cantar a todo pulmón, arrancando la primera ronda de aplausos de los espectadores.

Yoongi se volvió a Jungkook que solo tenía ojos para el escenario e incrédulo, admitió:

—Y eso es todo lo que Minie necesitaba.

I dreamed a dream se hizo más fuerte a medida que Minie salía de su cuarto y se acercaba a la cocina y se detuvo completamente en cuanto el chico se dio cuenta de la escena frente a él.

—¿Jungkook? —llamó al ver al hombre de pie en la cocina. —No te oí llegar.

El aludido se dio la vuelta tomándose su tiempo y al toparse las miradas de ambos, una emoción pasó fugaz por los ojos de Jungkook, antes de que éste la escondiera.

—Recién lo he hecho. ¿Has llegado temprano? —preguntó para comenzar con su plan de arreglar las cosas. Sonaba algo tenso, Minie se dio cuenta de ello, pero sorteó aquello dando un brinco y sentándose en la encimera.

—Solo he tenido una clase hoy. —respondió desentendiéndose, sus ojos iluminándose con una idea. —Tengo que contarte algo antes de que digas nada, no te he visto en estos días, así que... conocí a tu pasante Evelyn, ¿ella te dijo algo?

Jungkook sonrió extrañamente aliviado de que el chico no tenía problema de hablar con él. Se recargó en la cocina, quedando frente a frente.

—De hecho, me pidió tu número justamente antes de irme —Vio que Minie casi rebotaba en su lugar con una sonrisa y la de él fue más grande en respuesta. —¿Ella te agrada?

En algún lugar del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora