CAPÍTULO CINCUENTA

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—Voy a agotar toda instancia para volver con él —le aseguró a Yoongi. —Pero esto... él no puede hacerme esto.

Su voz se había quebrado un tanto y le hubiese importado de no ser porque en ese momento, el acompañante de Minie le había rodeado la cintura con un brazo.

Él vio rojo.

Jungkook caminó hasta donde se encontraba Jimin en compañía del bronceado muchacho.

Sin ningún miramiento, se plantó frente a ellos y miró Jimin con las manos en los bolsillos para no cometer un acto del que seguro se arrepentiría luego.

—¿Por qué estás aquí con él? —demandó saber.

Jimin sonrió. Él no era cruel, pero la sonrisa que cruzó su rostro lo hizo lucir así. Dio una mirada a su acompañante que lucía totalmente cómodo en su piel.

—¿Namjoon? Oh, él es mi mánayer, nunca tuve tiempo de presentártelo. Pero no te preocupes, él ya salió del closet así que no tiene miedo de ser visto en público conmigo.

Aquellas palabras se adentraron en Jungkook como fierro ardiendo.

—Te estás pasando.

Las rubias cejas de Jimin subieron.

—¿Yo me estoy pasando? Es la fiesta de mi hermano, Jungkook, limítate a disfrutar de ella y mantente lejos de mí. —Y dicho eso, tomó de la mano al joven que lo acompañaba y se alejó.

Ese no era el dulce muchacho que Jungkook había conocido toda la vida, se recriminó mientras lo veía marcharse. Ese era el hombre que estaba dolido por su culpa y solo era el dolor hablando, se dijo. Aunque ninguna de esas palabras logró penetrar en la neblina de celos que le eclipsaba los pensamientos.

Él tomó a Jimin por el brazo y lo jaló hacia sí.

—Ya basta. —dijo en una voz que no reconoció como suya. Él estaba allí sufriendo, craneando por conseguir a quien quería de vuelta y el chico se pavoneaba bajo sus narices como si no le importara. Jimin se tropezó, cayendo hacia su pecho.

—¡Hey! —gritó Namjoon. Le mantuvo sujeta la mano a Minie, sin intención alguna de soltarle, entonces se le ocurrió mirar hacia arriba y tuvo que encogerse ante la mirada enrabiada que Jungkook le brindó.

—Intenta quitarme lo que es mío.

Jimin abrió mucho los ojos. Jamás había visto a Jungkook actuar así, había algo posesivo en su rostro mientras que fulminaba a Namjoon con la mirada. Su mánayer era del mismo tamaño que Jungkook aunque menos corpulento, él se vio inevitablemente amedrentado y Minie le maldijo cuando le dejó ir sin más, dando un paso atrás.

—Mucho mejor —se jactó Jungkook. —Ahora piérdete.

—Jimin...

—Piérdete —Jungkook marcó cada letra, sin muestra de broma en su rostro. Un estremecimiento recorrió a Minie cuando se dio cuenta de que le gustaba esa faceta desconocida de Jungkook.

Namjoon miró entre la multitud y luego él se escabulló, perdiéndose de vista rápidamente.

Jimin se encontró apoyado en el pecho de Jungkook y se alejó rápidamente.

El que Namjoon hubiese aparecido de último minuto en la puerta de su casa había sido algo fortuito, pero el hecho de llevarlo consigo a la fiesta, había sido una idea de TaeHyung.

—Sé lo que hago —le había asegurado cuando intentó protestar. —Rechazaste el resto de mis planes, déjame hacer esto.

Y era cierto, TaeHyung le había ofrecido las ideas más descabelladas respecto a la fiesta.

En algún lugar del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora