CAPÍTULO VEINTIDÓS

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Jungkook cocinó mientras que Jimin tomaba una ducha y emergió en un pijama de dos piezas azul justo cuando el mayor servía el primer plato de humeante sopa caliente. Él olisqueó el aire y gimió encantado.

—Amo la sopa de tomate —comentó sacando una silla para él. La mesa estaba puesta para dos en el comedor.

Descalzo y con su piel sonrosada, se veía más joven que nunca. Jungkook le sonrió y se concentró en comer sin tocarlo en ningún momento. La sopa, el plato de fondo y tenía preparado un postre, que Jimin rechazó echándose atrás con una sonrisita.

—No más, por favor. —rogó con voz saciada y Jungkook se removió en su silla. —¿Cuándo tuviste tiempo de preparar todo esto? No me bañé por tanto tiempo.

Jungkook se lamió el pulgar, y se encogió de hombros con sencillez. No había sido gran cosa. Algo de pollo estofado y arroz especiado para acompañarlo. Le había tomado casi nada de su tiempo, pero las ensaladas se habían llevado toda la atención.

—Dejé algo listo antes de darme una ducha cuando llegué. Tuve tiempo, así que está bien, hace días que no comía algo contundente y solo vi paquetes de congelados en la basura, así que no creo que hayas comido mejor.

Jimin se vio avergonzado.

—Nada a decir verdad, estuve como loco estudiando. —Alcanzó la silla en la que había dejado colgando su mochila de cartero y sacó una papeleta que extendió hacia Jungkook.

—¿Qué es?

—Míralo por ti mismo.

Jungkook desdobló el papel presó de la intriga. Tenía el logo de Juilliard en el frente y el nombre de Jimin como encabezado y abajo un listado de clases con notas a su lado. Siete clases con aprobados y comentarios al pie de página.

Excelente manejo de su cuerpo —leyó sonriendo. —Expresiones faciales muy coordinadas... Voz con un potencial descabellado... Vaya, vaya, alguien encontró un lugar donde le adulan su rostro de niño bonito —se burló. Jimin le arrebató la hoja sacándole la lengua. —Eso es muy bueno, ¿quiere decir que has terminado tu semestre ya?

Jimin negó y estiró ambos brazos por encima de su cabeza para desperezarse. Su pijama se subió mostrando la pálida piel encima de la cinturilla de su pantalón. Las manos de Jungkook apresaron el borde de la mesa.

—No, aún quedan un par de semanas, pero significa que salí con éxito de mis exámenes, y es tal alivio, no te imaginas. Yoongi casi me volvió loco con sus llamadas.

Jungkook relajó sus dedos y miró al chico a los ojos. Mantente en sus ojos.

—Pensé que solo era a mí a quien le estaba cayendo a llamados a toda hora, ¿es que tu hermano no sabe de la diferencia horaria entre aquí y allá? —Se puso de pie llevando los platos a la cocina, Minie le siguió con la mirada.

—Creo que lo hace y no le importa, francamente él estaba más nervioso que yo mismo por todo esto.

Jungkook volvió por las copas y Jimin le ayudó esta vez, llevando el vino consigo en las ensaladeras.

—Tu hermano te adora, es eso. —dijo Jungkook y una idea se le ocurrió. —Creo que deberíamos de celebrar esto, buenas calificaciones lo merecen.

Jimin se cohibió, ocupándose de meter todo en el lavavajillas.

—Pasas de tu cumpleaños pero quieres celebrar mis calificaciones —se rio —tiene mucha lógica.

El doctor le pinchó de buen humor.

—Listillo, son cosas diferentes. No es que me quejé de las celebraciones, es que no sé qué hacer respecto a mi cumpleaños, no tengo el ritmo para esas cosas.

En algún lugar del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora