CAPÍTULO SEIS

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La habitación de Min Ki solo estaba iluminada por la luz tenue de la lampara espanta cuco. Jimin asomó su cabeza y alcanzó a pescar a su hijo escondiéndose bajo las mantas. 

—Estás despierto —dijo entrando. El niño ni siquiera intentó hacerse el dormido.

Min Ki se enderezó entre las mantas, apoyándose en las almohadas.

—¿Estoy en problemas? —preguntó con ojos somnolientos.

Jungkook se rio a su pesar, entrando en la habitación y cerrando la puerta.

—¿Por qué lo estarías? —consultó a cambio. Él y Jimin se sentaron a los pies de la cama.

Min Ki encogió sus pequeños hombros.

—Cuando hago algo malo, ambos hablan conmigo estando en la cama. —dijo sin más.

—Lo sé, pero ahora no es la ocasión. —Jimin lo tranquilizó. Peinó el cabello de su pequeño. —Tus ojos se van a cansar si lees en la oscuridad.

—No he... —El chiquillo iba a negar, pero la mano de su padre fue más rápida. Jimin alcanzó de debajo de la almohada el comic de Spiderman aún abierto en la página que Min Ki había estado leyendo. —Puedo explicarlo.

Jungkook volvió a reír.

—No estamos aquí por eso. Es... —Él miró a Minie buscando fuerzas. —parece ser que debajo de tus almohadas es donde prefieres esconder tus tesoros. —Los ojos de Min Ki se abrieron como platos pasando de un padre a otro. —¿Hay algo que quieras decirnos?

Las pestañas de su hijo cubrieron sus ojos, en la escasa luz era difícil leer su expresión.

—¿Esto es por qué robé una fotografía de vuestra habitación? —suspiró. —Yo solo tenía curiosidad, quería devolverla sin que lo notarás papa, pero yo...

—¿Pero qué? —Le apremió Jungkook. Jimin colocó una de sus manos en su espalda, un silencioso indicativo de que mantuviera la calma.

Min Ki negó, su cabello castaño yendo en todas direcciones.

—Min Ki —Jungkook pronunció su nombre con amor. —Puedes decirnos lo que sea, a papi y a mí. Nunca tienes que temer de lo que quieras contarnos.

—¿Prometes que no te enfadarás? —Min Ki probó.

Fue el turno de Jungkook de suspirar.

—Prometo no hacerlo. Ahora dime, lo que sea que quieras saber.

Jungkook buscó la mano de Jimin a su lado y entrelazó sus dedos con él preparándose para lo que venía. Min Ki se acomodó mejor en su cama, quedando sentado, viendo hacia sus padres.

—¿Es mi tío el hombre que aparecía en la foto? —preguntó fuerte y claro. Los labios de Jungkook se apretaron en una fina línea al asentir. —¿Por qué nunca me hablas de él? ¿Cuál es su nombre? ¿Está en el cielo?

Estar en el cielo era la explicación más sencilla que podía manejar un niño de su edad para la muerte. Pero este no era el caso. No había nada de sencillo en lo que tenían que hablar.

—Su nombre es JungHyung —Jimin apretó los dedos de Jungkook al tomar la palabra. —Es el hermano mayor de tu padre. Él... está en prisión en estos momentos, amor.

Min Ki abrió su boca sorprendido y luego la cerró de golpe.

—¿Él es malo?

—No, no lo es. —Minie respondió otra vez. —JungHyung solo tomó malas decisiones. Las malas decisiones, a veces, te llevan por malo caminos Min Ki, y aunque quieras ser bueno no puedes serlo.

El niño asintió como si comprendiera aquello. Jimin así lo esperaba. Había querido tanto hablar con él, que no había tenido tiempo de pensar en qué le diría. Buena cosa era que su hijo fuese un chico con el cual hablar ampliamente de los temas. Un chico perceptivo.

—¿Por qué estás tan silencioso papa? —Min Ki tocó el brazo de Jungkook. —Pareces triste. —Él se enderezó sobre sus rodillas, echando los brazos al cuello de su padre. —Seré un buen chico, lo prometo. No tocaré tus cosas nunca más. No de nuevo.

Jungkook abrazó al pequeño, primero suave y luego estrechamente. Besó su cabeza al dejarlo ir.

—Te he fallado al hablarte de él. Quizás... quizás tu... —Jungkook suspiró. Él estaba dando lo mejor de sí, pero a las palabras les costaba tanto salir. Buscó a Minie para que formulará lo que él no podía.

—Quizás tú quieras saber más de él, de JungHyung. —Minie dijo con una sonrisa. —Conocerlo tal vez.

Min Ki volvió a sentarse entre las mantas, mirando de un padre a otro.

—¿Puedo? —preguntó con voz insegura. —¿Él querrá verme?

—Claro que querrá verte —Jungkook halló la voz. —Eres lo más lindo que hay. Va a adorarte.

Él no estaba seguro de la verdad en sus palabras, pero jamás dejaría a su pequeño en la duda de no ser querido.

Ellos cerraron la puerta del cuarto de su hijo, conformes con la charla, viendo al niño cerrar sus ojos con una sonrisa. Bajaron a la sala en silencio, los peldaños de las escaleras rechinando bajo sus pies. Tomaron asiento en la sala, Jimin encajado bajo el brazo de Jungkook.

—Jiminssi... es mi hermano de quien estamos hablado, —dijo Jungkook tras un largo rato. —pero yo no estoy jugando con esto. Con ninguno de ustedes. Si JungHyung solo mira de mala manera en tu dirección o en la de Min Ki, si solo respira de mala manera... —Sus palabras se perdieron, pero el significado era claro.

Jimin se enderezó para tomar su rostro entre sus manos sonriéndole muy a su pesar.

—Te amo, ¿sabes eso? —preguntó.

Jungkook se relajó, sus hombros bajando y una sonrisa boba apareciendo en sus labios.

—Lo sé. Te amo también, es solo...

Jimin negó. Él entendía el asunto.

—Comprendo todo y estoy contigo. La idea de llevar a Min Ki con JungHyung no me entusiasma mucho más de lo que lo hace a ti, no sé lo que saldrá de ello. Pero no es una cuestión pasajera, es un requerimiento. Y que aceptes es todo lo que puedo pedirte. Además, quién sabe. Quizás sea hora. Supuestamente JungHyung está rehabilitado. ¿No merecemos todos una segunda oportunidad?

Jungkook movió su cabeza. Él no estaba seguro. Es más, estaba tan lleno de miedo y ansiedad. Recargó su frente en la de su esposo, inhalando su esencia, permitiendo que el olor familiar de Jimin lo calmara.

Había mucho por hacer antes de que JungHyung viese a Min Ki, porque sí, Jungkook se guardaría su dolor. Él llevaría a su hijo ante su hermano, como se lo estaban pidiendo. No le negaría nada al niño.

Pero sería bajo sus términos.  

En algún lugar del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora