A medida que los días pasaban y con ellos las semanas, Jungkook y Jimin se hacían inseparables.
Jungkook se estaba dando cuenta de que, si se relajaba, su miedo a hablar era solo eso, un miedo. A veces, comenzaba por explicarle a Jimin sobre la diferencia de uniformes en el hospital y terminaban hablando de música sin saber cómo.
A veces, se sentía que hacían algo más que hablar, era como si revelaran partes de sí mismos que el otro se había perdido incluso con temas triviales y en esta nueva amistad, era necesario mostrar todo.
Y a veces, solo reían, hasta el punto de que se le saltaran las lágrimas y era allí cuando Jungkook se derretía por dentro, viendo a Jimin retorcerse, afirmando su estómago, luciendo feliz.
No estaba lo suficientemente estúpido, ciego o aterrado como para darse cuenta de que Jimin le producía cosas. Le gustaba, en realidad. Se repetía lo mismo todas las noches al irse a la cama y quedarse mirando el techo en la oscuridad.
Jimin era encantador en más de un sentido y en cuanto más tiempo pasaba en su compañía, más se ablandaba en torno a él.
Intentaba que ninguna emoción lo embargara demasiado y tomaba cada una según se presentaba. Era más fácil. Sin complicaciones, sin necesidad de mentirse demasiado.
Jungkook no era homofóbico como para comenzar a flipar alrededor del por qué le gustaba Jimin, la realidad era más compleja que esa y ese sí que era un tema sobre el que no se permitía pensar. En lugar de eso, solo tomaba una pastilla para mantenerse funcional cada mañana y enfrentaba el día.
—Créeme, te encantaría Aileen, ella es estupenda —dijo Jimin sentado en el sofá de la sala de estar, compartiendo un paquete de dulces con Evelyn, Evie en realidad, ella había insistido en que le llamara por un diminutivo que no la hiciese sentir que hablaba con su madre. —Es el mejor ejemplo de que puedes ser amigo de tus ex.
—Sí, sí. No hay nada de malo con Aileen en ese aspecto, excepto que ella parece creer que eres de su propiedad —mencionó TaeHyung sentado en el piso en postura india.
—¿Será que ustedes chocan porque ambos se creen que yo soy de su propiedad? —Jimin comentó con suficiente ponzoña y TaeHyung se rio.
—Puede ser, aunque son detalles —Él le arrojó migajas en el aire que cayeron a la alfombra.
Evie miró de uno a otro.
—Ustedes me encantan, deberían ser pareja —dijo poniéndose de pie caminando a la cocina.
Minie se ahogó a medio bocado, por lo que, TaeHyung aprovechó la oportunidad.
—Eso mismo digo yo, todo el tiempo —Le brindó una sonrisilla picarona a Minie quien aún no podía recuperarse, sus ojos estaban llorosos.
—Amigos TaeHyung, recuérdalo, solo amigos. —consiguió con voz estrangulada.
TaeHyung resopló.
—Eres tan aguafiestas. —hizo un mohín y al ver que Minie le miraba serio, se rindió. —Está bien, solo amigos, puedo con eso. De todos modos, ¿Evie?
—¿Mmm? —Ella alzó su voz desde algún lugar de la cocina.
—Me agradas y eso es difícil, chica —declaró TaeHyung y hubo una carcajada colectiva.
En Juilliard, Jimin ya se había hecho con un pequeño grupo con el cual andar por los pasillos. Dos o tres chicos de vez en cuando con los que compartir clases y no pasársela como un antisocial, pero él era un chico fiel a la palabra amistad. Aquel sentimiento sincero de compañerismo y afecto, por lo que, solo recurría a TaeHyung y ahora Evie para lo verdaderamente importante.
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En algún lugar del corazón
FanfictionJimin acaba de mudarse a New York. Se ha reencontrado con su mejor amigo de toda la vida, empieza las clases en la mejor escuela de artes del mundo y su cabeza va a la deriva. Después de todo, sólo tiene veintiún años. Jungkook, por su parte, está...