CAPÍTULO VEINTE

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Jimin siempre pensó que la primera vez que pasearía por Central Park sería de alguna manera, muy de película. Que llevaría su cámara fotográfica, se vestiría para la ocasión con los colores alegres que le caracterizaban y en cuanto a la compañía, nunca había reparado en ello, pero estaba seguro de que jamás había pensado en la posibilidad de hallarse allí con un tembloroso Jungkook que apenas podía tomar aire, antes de comenzar a negar con su cabeza. Se preguntaba si aquello último era un tic.

Había algo que estaba muy mal con él y Jimin no sabía cómo alcanzarlo. Así que solo caminaron.

Sumidos en sus mundos, nadie reparaba en un hombre vestido de bata con la frente perlada en sudor, ni en el chiquillo que caminaba a su lado cabizbajo y sintiéndose con el peso del mundo sobre sus hombros.

—Solo he besado a un chico en mi... —Jungkook habló de pronto, sobresaltando a su acompañante. —Bueno, eso ya no es cierto, te he besado a ti.

Si Jungkook hubiese decidido decirle en aquel instante que era mitad caballo, hubiese sorprendido menos al chico.

—¡¿Qué tu qué?! —prácticamente Minie chilló.

Jungkook no se vio perturbado. No más de lo que ya lo hacía. Él continuó caminando mirando a la acera ignorando a los pares de cabezas que se voltearon en su dirección.

—Se llamaba JinYoung —prosiguió. —Estábamos en último año de la escuela cuando sucedió.

Había entrado en una realidad paralela y nadie le había informado, eso o Minie acababa de volverse loco. El cielo se estaba cayendo a pedazos, el infierno había decidido abrir sus puertas y...

—Deja de enloquecer —Jungkook le llamó la atención. Jimin le miró mal.

—Pues lo siento, pero lo que has dicho, eso... ¡Wow! —Jungkook le dio una mirada de "ya cálmate" y Jimin lo hizo. Se aclaró la garganta. —¿Y qué? ¿Decidiste que la experiencia no valía la pena?

La risa no se hizo esperar.

—No. Pensé que era de locos. Se sentía tan... —Él gesticuló con sus manos en el aire y el chiquillo de ojos verdes entendió lo que quería decir. Él mantenía vivo en su memoria el recuerdo de la diferencia entre un beso con una chica a la que quería como lo había hecho con su novia Aileen y un chico al que deseaba como quien fue su primer novio. —Y no tenía que ser...

Oh.

Oh...

—Jungkook... —Minie intentó alcanzarlo. Él había juzgado un montón de cosas mal, que lo jodieran. Esta nueva información decía mucho. Muchas de las cosas que Jungkook había dicho hasta el momento tomaron lugar donde correspondía y Minie se encontró deseando.

Jungkook se alejó y tironeó de su bata para quitársela. No es como si hiciese calor, pero él se veía acalorado.

—Minie, me sé el rollo, ¿de acuerdo? Ni siquiera lo intentes. No hay nada de malo con ser gay.

—Pero tu dijiste...

—Solo he dicho estupideces, tengo miedo, y me siento como una mierda cuando pienso en ello. En serio, ignora todo lo que dije la última vez. Porque no hay nada de malo con que te gusten los chicos. Ese no mi problema. Es solo... —Él se quedó de pie sin más, con las personas caminando alrededor, con el ruido alegre de la gente que jugaba con niños, paseaba a sus mascotas o solo pasaba el rato. Y Jimin no recordaba nunca haberlo visto así de vulnerable en su vida. Ni cuando le conoció como un niño enfermizo, ni adolescente tímido, ni hombre determinado. —No solo hay que ser valiente para aceptarlo, sino que lidiar con todo lo que arrastra...

En algún lugar del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora