CAPÍTULO DOS

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Jeon Min Ki tenía el mejor par de papás en el mundo.

Mientras lamía tranquilamente de su helado de invierno sentado en un sofá de la sala, llegó a la conclusión de que papi Jimin y papa Jungkook eran buenos tipos. Lo querían. No, lo amaban. Ellos se llevaban el mayor trabajo al meter todas las cosas de la casa en cajas selladas y Min Ki solo tenía la tarea de marcar con rotuladores de colores las tapas para luego no confundirse al llegar a la nueva casa.

La nueva casa estaba lejos de su escuela y del trabajo de papa Jungkook, pero era mil veces mejor que la casa que dejaban, pues era más grande. Tenía dos plantas, y su cuarto iría en el segundo nivel. Un cuarto con vistas al jardín, donde papi Jimin había dicho que podrían tener un cachorro. Y Min Ki ya sabía cómo quería que fuese su cachorro, debía ser un perro hermoso, con mucho pelo y que le diera besos de amor.

—¡Jimin-ah! —Jungkook advirtió, pero nada impidió que las manos de Minie se resbalaran por los bordes del cuadro, cayendo este estrepitosamente al piso y haciéndose añicos.

—¡Oh mi Dios! —Se quejó Jimin. Se llevó las manos a la cabeza, luego a la boca, mirando mortificado a Jungkook. —Lo siento mucho, estoy... yo estaba distraído.

Jungkook se acercó a él con su cabeza negando.

—He notado eso.

—Lo siento, lo siento, soy un idiota. —Jimin se agachó para recoger los pedazos de cristal desperdigados, el marco estropeado. Jungkook le retuvo por la muñeca, alzándolo de nuevo a su altura.

—No digas eso, —dijo con tono tranquilo. Se encogió de hombros. —es solo un cuadro. Mira, no le ha pasado nada a lo importante. —Él mismo recogió el título universitario que había estado en el cuadro, sacudiendo las esquirlas de él y enseñándoselo a su esposo. —Nada que lamentar.

Jimin no lucía convencido, de modo que Jungkook le besó para demostrarle que todo estaba bien. Era una escena tierna, sobre todo cuando Minie consiguió relajarse y corresponder a la caricia de Jungkook, abrazándolo por la cintura.

El rostro de Min Ki se arrugó ante eso. Él amaba a sus padres, pero verlos besarse era simplemente asqueroso. Él no comprendía porque la gente mayor lo hacía.

—Iugh —dijo sin contenerse y fingiendo un escalofrío. —Adultos.

Sus padres se separaron con una risa, volviendo a su actividad anterior.

—Cuando seas mayor lo entenderás —Jungkook le indicó.

—No, yo no besaré a nadie. No señor. —Min Ki negó tozudamente.

Jimin y Jungkook compartieron una mirada y dejaron el tema pasar. Era una charla regular con el chico. Sus padres solo podían besarle a él, no entre ellos.

—Será mejor que vayas a lavar tus manos para que nos ayudes con la mesa —Minie revolvió su cabello incitándolo a ponerse de pie. —Tenemos que tomar la merienda.

Feliz de tener algo que hacer cuando sus padres se buscaron para otro beso susurrándose cosas entre ellos, Min Ki obedeció. Lavó sus manos con el jabón de Spiderman que papi había comprado para él recientemente y luego volvió a la sala.

—La abuela vendrá por ti esta noche —dijo Jungkook entregándole tres pares de cubiertos junto a las servilletas. —Tienes que tener tu bolsa lista para pasar los días con ella.

Min Ki los ordenó sobre los individuales en la mesa.

—La abuela dijo que vamos a tener tiempo de calidad. ¿Significa eso que el abuelo y yo no podremos escaparnos para comer pasteles con azúcar?

En algún lugar del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora