CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE

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—Jimin, me gustaría que habláramos —empezó Yoongi.

El chiquillo tragó audiblemente. Su hermano pocas veces usaba su nombre completo y esto siempre era para ocasiones importantes. Le dio una cabeceada. Sus hermanos entraron y lo arrastraron a la cama en la que se sentaron con Minie en el medio.

Yoongi cruzó un brazo por su espalda, estrechándolo y Minji le tomó una mano para apretarla con fuerza. Minie sintió que una oleada de lágrimas se le venían a los ojos, así que se apresuró a pestañear rápido.

Sus hermanos era lo mejor que tenía.

Yoongi se aclaró la garganta.

—Voy a suponer aquí, ¿de acuerdo? Aunque no creo estar desencaminado. Quiero ser paciente, Minji me lo ha pedido, pero yo... Escúchame hermanito, siempre has tomado las decisiones correctas en todo y sé que ahora volverá a ser así. Hiciste lo correcto hace años, hiciste lo correcto con lo que sucedió con papá, haces lo correcto todos los días entre la escuela y el modelaje y demonios, incluso has sabido hacer lo correcto conmigo.

Jimin sonrió a medias.

—No te quites crédito, eres un gran hermano.

Yoongi refunfuño, risueño.

—Sabes que no me refiero a eso. Me hiciste ver las cosas de otra manera. Y eso... cambiaste nuestras vidas. Eres un chico que hace eso, cambia cosas.

Minie agachó la cabeza. Yoongi siempre le había demostrado su apoyo y no había cambiado nada entre ellos. Pero eso no evitaba que muchos amigos y clientes se le hicieran a un lado a su hermano por su culpa.

—En serio, quiero que seas feliz, Minie, siempre. Y... hay algo entre tú y Jungkook, no, cierra la boca. Estoy hablando. -Lo regañó al verlo abrir la boca. Contrario a lo que Jimin creía, Yoongi entendía que había gente cerrada de mente a la que le importara que tuviese un hermano homosexual, gente que se lo había hecho saber, pero eso a él lo traía sin el menor problema. En su visión de mundo, su hermano lo valía todo, al cuerno con el resto. -No necesito saber qué es lo que se traen entre ustedes. Jungkook es tan cerrado y si te dejó entrar, entonces, está bien.

Jimin se miró aturdido, con Minji riéndose mocosa a su lado ante su rostro como una caricatura.

—Ustedes son el mejor par de hermanos que uno pueda desear. ¿Saben?

Yoongi le guiñó y Jimin la besó en la sien.

Ella miró a Minie exclusivamente.

—Nos enseñaste a ambos que nada cambiaría porque te gustaran los chicos. Le dejaste ver a mamá que su Jiminie seguía aquí. Pues yo creo, que te olvidaste de decirle a Jungkook que Jimin es más fuerte de lo que parece y que siempre vas a tener algo que enseñarle. ¿Qué le enseñaste a él en Nueva York?

Jimin comenzó a negar, pero ella lo cortó.

—Piénsalo, según Yoongi hacía unos meses ese pobre hombre no quería ni saber de relaciones y ahora está allá abajo siendo devorado de seguro por mamá, esperando por ti. Cruzó de un continente a otro por un chiquillo que está siendo orgulloso y no le deja siquiera hablar. Tienes que admitir que fuiste grosero.

Yoongi lanzó una carcajada, mirándolos.

—Minji tiene razón, Minie. No sé qué le hiciste a mi amigo, e insisto en que no quiero saberlo. Pero está cambiado. Sus ojos brillan, casi aplana la alfombra mientras me hablaba de ti. Y tendrías que haber visto la forma en que saltó apenas escuchó que la puerta de la cocina se abría y tu voz sonaba. Juro que podía oír su corazón pararse.

Jimin esta vez se sonrojó.

Sus hermanos eran los primeros que habían aceptado su homosexualidad de lo mas bien. No solían hablar mucho de ello, pero había bastantes bromas al respecto. Ahora hablar así del mejor amigo de su hermano, era otro tema.

En algún lugar del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora