Capítulo 46

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Para el seis de enero, Hoseok y el pequeño Gabin eran bastante buenos amigos, el niño incluso había dejado de darle la patita del conejo y ahora siempre estaba sujeto a su mano, allá a dónde sea que él fuera, el niño iba con él. Para curiosidad de Hoseok su cuñada parecía bastante bien con eso, incluyendo el hecho de que el niño durmiera con ellos todo el tiempo.


Cuando el niño había comenzado a intentar entablar conversación con Hoseok fue que el doctor fue citado nuevamente y Hoseok, naturalmente, volvió a dar negativo en su prueba de embarazo. Su suegro entonces tuvo que dejarlos ir.


Hoseok supo entonces por qué su cuñada había estado tan tranquila todo ese tiempo.

—¡NO! —berreaba Gabin, aferrando con fuerza la pierna de Hoseok —¡No me dejes!


A Hoseok se le estaba partiendo el corazón, se inclinó, abrazándole con fuerza —No me iré para siempre, te vendré a ver ¿Sí?


—¡No!


Jungkook acarició la espalda del niño —Pronto será tu cumpleaños ¿Qué te parece si te llevamos a pasear por ahí? —le dijo, intentando tranquilizarlo. El niño sollozó, pero parecía comenzar a calmarse.


—Gabin, ven acá —dijo su cuñada —te dije que ellos no iban a quererte para siempre, anda, ve a tu cuarto, ellos se van porque no les gustaste


Hoseok por primera vez sintió un verdadero enfado creciendo —¡Eso no es cierto! Gabinie, claro que te quiero, pero no puedo quedarme —le dijo, y apretó su pequeño cuerpo entre sus brazos, intentando reconfortarlo y susurrando muy bajito —ya sabes cómo llamarme ¿cierto? —el niño asintió, y Hoseok lo comenzó a marcar con su olor.


En ese momento su cuñada saltó enfurecida —¡No se te ocurra, puta!


Le arrebató al niño y se lo llevó, Hoseok se quedó angustiado, pero Jungkook le abrazó —Estará bien, sigue siendo su hijo


Hoseok no estaba tan seguro de eso, pero tampoco podía simplemente llevarse al niño.


En cuanto subieron al auto miró a Jungkook —¿Crees que nos deje verlo?


Jungkook suspiró, poniendo el auto en marcha —No quiero mentirte


Hoseok asintió, haciéndose bolita en el asiento


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—¡Oh! Pobrecillo —dijo Jin, masticando con velocidad —Eso sí que es terrible


Yoongi le miro —¿De verdad no hay nada que puedas hacer?


Hoseok suspiró —No estoy muy seguro, ni siquiera sé cómo se supone que salí de ahí


Yoongi asintió —Bueno, en realidad, eso se puede denunciar en cuanto comience el colegio


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