Especial 6

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Suspiro, dándole un abrazo a sus amigos.


—En cuanto llegues mándanos tu número americano


El asintió —Por supuesto, nos vemos


Ellos asintieron con sonrisas y él se alejó, yendo al área de descanso. La cruzó con una última sonrisa a sus amigos y fue a sentarse, solo. Así que ahí estaba, de camino a su nuevo hogar por el próximo año y medio. Suspiró, realmente incomodo por el asunto.






En cuanto el auto se detuvo, unas personas elegantes le recibieron —Señor Lee, bienvenido al centro médico...


Todo lo que dijeron después de eso fue un montón de cosas que el apenas y entendía. Fue guiado por todo el lugar, lo mostraban como si fuera un centro vacacional, pero nadie parecía muy feliz de estar ahí. 

Finalmente, luego de ese tortuoso recorrido, fue puesto en una habitación y donde le indicaron acomodar sus cosas y fue esperado hasta que termino de hacerlo, le entregaron el pijama que todos usaban y le dieron una cesta para su ropa; se puso el pijama y salió tras el enfermero que le indico seguirlo, luego de recibir la cesta con su ropa.


—Esta es la habitación de iniciación, aquí estarás dos semanas, es más o menos el periodo en que tarda tu cuerpo en desintoxicarse, pero puedes necesitar más tiempo


Él le miró confundido pero el chico estaba afuera, cerrando la puerta. Se acerco con asombro, la puerta estaba completamente cerrada, miro dentro y observo el colchón y el váter, un lavamanos extraño y nada más.


¿Qué demonios? ¡¿Dónde se supone que lo había ingresado su padre?!


── ✦ ──


Por fin, luego de un tortuoso mes podía ir a su habitación asignada, donde no podía estar seguro, pero tenía la impresión de que todas sus cosas habían sido movidas... o quizá solo era la locura que comenzaba a sentir de estar en ese sitio completamente aislado.


Suspiró, dejándose caer en la cama, agotado. No tenía ni dos minutos, cuando su puerta fue tocada —Vamos, es hora de ir a la sala común, es tiempo de convivencia


El suspiró, pero se levantó, moviéndose en automático y sin ninguna gana de pelear o cuestionar. 

En cuanto entró, vio que había una clara segregación, o eso es lo que parecía, porque los grupos estaban divididos por el tipo de pijamas que llevaban, observó. No lo había notado cuando llegó, pero estaban realmente custodiados y nadie podía cruzar.


—¿No se supone que tenemos que convivir?


El enfermero le miro sin humor —Disfruta tu tiempo de convivencia


Le dio un libro y le señalo una silla. Sonrió sin humor y caminó por la sala y se dejó caer muy cerca del límite, entonces lo noto, eran omegas. Uno de los enfermeros le miro —Este sillón no es muy cómodo ¿Por qué no vas al de allá?

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