Vecinos

Capítulo 49

Besó la mandíbula de su alfa, soltándose con cuidado de su agarre, se sentó y se estiró, rápidamente fue al baño para comenzar su rutina de la mañana. Terminó de arreglarse y fue a la cocina para hacer el desayuno.

Mientras esperaba que el café terminara de hacerse, regó sus plantas de manera rápida. En cuanto terminó, entró, resbalando, por suerte no iba tan rápido porque solo se golpeo la rodilla. Se sentó, sobando su enrojecida rodilla.

—Chico torpe

Levantó la mirada, Jungkook estaba ahí, tendiéndole una de sus bolsitas de vegetales congelados.

Hoseok sonrió, tomándola —Ya hice el desayuno

Jungkook le sonrió, sentándose a su lado —Me di cuenta, estaba llenando las tazas de café cuando decidiste caerte

Hoseok resopló —Yo no lo decidí, solo resbalé

Jungkook le sonrió, asintiendo —¿Estas bien? ¿Sigue doliendo? ¿Te cargo?

Hoseok negó, apartando la bolsa y probando su punto estirando y doblando su pierna —Ya estoy bien, solo fue una pequeña caída, siempre me olvido de comprar uno de esos tapetitos antideslizantes

Jungkook asintió —Necesitamos trabajar ese equilibrio tuyo, en cualquier caso, hay que conseguir uno de esos —le dijo poniéndose de pie, ayudándole a levantarse y luego de dejar un beso en su frente le sujeto de la mano para ir juntos a la cocina.

Hoseok rio, negando y abrazo el brazo de Jungkook, frotando su mejilla y sentándose bien junto al alfa para desayunar.

Jungkook rio —Cariño, si quieres puedes sentarte aquí —le dijo, palmeando su regazo.

Hoseok hizo un puchero y se alejo, arrastrando la silla, pero Jungkook la sujeto, arrastrándolos a ambos de regreso y pasando un brazo sobre sus hombros.

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Sonrió a sus niños, que miraban super atentos a su pizarrón, se rio de ellos mientras tiraba del carrito con los materiales que usarían hoy —¡Buenos días! —les canturreó.

—Buenos días profesor Jung —le respondieron, aun embobados.

Hoseok terminó de entrar y se quedo estático. Sonrió divertido y enternecido por el bonito dibujo. Rápidamente tomó su celular y saco una foto —¿Por qué no nos ponemos todos al frente y nos tomamos una foto con el oso? —les dijo y sus niños rápidamente se pusieron de pie para ir a que su profesor les acomodar para la foto con el oso.

En cuanto termino, con mucha pena comenzó a borrarlo para poder usar el pizarrón, mientras guardaba el pañuelo con el que borraba vio la nota, sonrió y con disimulo la guardo. 

Suspiró y comenzó su clase.

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