❄Ichi🔥

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  Mi avión acababa de aterrizar en Japón, sentía muchos nervios y felicidad a la vez. Hacía casi una década que no viajaba aquí, además se trataba de mi primera vez viajando sola a una gran distancia. Sentí cuando las ruedas del avión tocaron el suelo y mi cuerpo no paraba de temblar de la emoción. Hacía hace apenas tres meses me había graduado de la preparatoria, así que lo que me quedaba ahora sería encarrar la universidad, pero lo haría en mi regreso. Viaje más de diez mil kilómetros, más de un día de estar en aeropuertos o en el aire, así que sentía que era hora de tomarme un merecido descanso del largo viaje.
  Hacer las formalidades para ingresar a un país es demasiado fastidioso, pero nada se compara a lo que me esperaría del otro lado de la puerta. Salí con mis maletas en mano, encontrándome con un cartel con mi nombre escrito y a un chico alto, pelirrojo, de ojos carmesí, piel clara esperándome. Dejé el carrito del equipaje en el medio del camino y salí corriendo a abrazarlo.

   —Vaya, al menos creciste unos centímetros desde la última vez que nos vimos —dijo él, soltando unas pequeñas risas nerviosas—. Me alegra verte de nuevo, prima.
   —Lo mismo digo Eiji-kun —respondí—, tanto tiempo y no te dignas a pasarme aún que sea un mensaje de texto.
   —Sabes que la vida de un héroe es demasiado complicada —se disculpó al mismo tiempo que se rascaba la nuca con nerviosismo—, por más de que todavía esté estudiando. Pero, oye, ya estoy con un pie afuera.
   —Claro primo —dije separándome, permitiéndome verlo mejor. Había crecido bastante, había cambiado su peinado y parecía que comenzaba a crecerle una pequeña barba—. ¿Cómo van tus últimos días en la preparatoria?
   —Jamás pensé que, incluso con todo lo que vivimos, llegaríamos a graduarnos en una época más tranquila —soltó un suspiro, yo solo mantuve mi sonrisa. Supe que gran parte de su preparatoria fue caótica con los ataques constantes hacia su clase, pero me alegra de que al menos hayan superado gran parte de esa crisis—. En fin, no nos enfoquemos en eso. Supongo que estarás cansada después de estar viajando tanto.
   —Ni que me lo menciones —respondí, estirando cada parte de mi cuerpo, la diferencia horaria sería un gran problema para mí—. Dime, ¿qué haremos ahora?

  Eijiro Kirishima es mi primo por parte de mi madre, siempre fuimos unidos, incluso con un océano de distancia. Mi madre quiso emigrar de Japón porque nunca se sintió a gusto, así que conoció a mi padre en su nuevo país y me tuvieron a mí junto a mi mellizo Isami. Cada tanto mi madre venía junto con nosotros a visitar la familia, cuando éramos más pequeños. Eijiro nunca discriminó cuando jugábamos o para hacer cualquier actividad típica de hombres, además, él solía tener problemas en entablar una relación con nosotros al principio (mi hermano y yo somos demasiado cercanos, por lo que no nos abríamos a otros con tanta facilidad, ni siquiera con nuestra familia).
  Mi hermano consiguió convertirse en héroe profesional y ahora estaba preparándose para irse a trabajar en una agencia en Europa, consiguió que muchos heroes profesionales de todo el mundo lo reclutase durante sus prácticas y llamó la atención en casi todos los rincones del mundo. Por mi lado, preferí no seguir con el sueño de la mayoría de nuestra generación, quería ayudar a los demás pero de forma diferente. Quería ponerme a estudiar medicina y utilizar mi don en ello, solo me faltaba elegir dónde estudiar. Pero me preocuparía de eso, en cuanto regresase a mi país.

  En la salida de los arribos del aeropuerto, me encontré con dos chicos más delante de una furgoneta negra. Uno de ellos parecía estar molesto con el mundo, rubio cenizo, ojos rojos furia, de tez clara y varias cicatrices por todo el cuerpo; por otro lado, el otro chico era un rubio con un mechón negro, de ojos estirados, alto, una barba de chivo y estaba en una pose extraña. Parecía como si mostrara que derribó a un montón de criminales, pero que vio algo que parecía asqueroso y lo expresó con una mueca de cortocircuito.
  Miré a mi primo con cierta duda, pensando que quizás no fueran nuestros acompañante y se trataba de malhechores a la espera de asaltarme. Sin embargo, Eijiro se acercó lo más tranquilo y los saludó como si fuesen amigos de toda la vida (el rubio solo hizo un movimiento de cabeza).

¿Estás dispuesto a darlo todo cómo padre? (Todoroki Shoto x TN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora