❄️Nii ju hachi🔥

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   —Lamento informarle que tuvimos que practicarle una laparoscopia a su prometida —yo intentaba calmar mis nervios—. Era un embarazo ectópico muy arriesgado para esperar por un aborto en cuanto le hubiésemos administrado los medicamentos. De verdad lo siento.
—Está bien... —respondí con algo de tristeza en mi voz—. ¿Puedo pasar a verla?
—Ahora se encuentra bajo los efectos de la anestesia —dijo, haciéndose a un lado—. Si quiere, puedo mostrarle su habitación.
—Por favor, se lo agradecería.

Seguí al médico por el pasillo del hospital, yo todavía me encontraba en estado de shock. No podía creer que me había enterado de que sería padre y al segundo, ese niño ya no existía. El médico se paró frente a la puerta y me permitió pasar, le agradecí por su trabajo y entré a ver a *___________*. Se encontraba durmiendo sobre la camilla, conectada con una intravenosa y también le estaban dando sangre. Las máquinas eran el único sonido en el ambiente, me senté en la silla que se encontraba a su lado y sujeté su mano. La sentí helada (y eso que no la estaba sosteniendo con mi lado derecho).
  Fue solo en ese momento en el que comencé a soltar lágrimas, de tristeza por la pérdida, el miedo que pasé por pensar que posiblemente podríamos haber perdido a *___________* y de alivio de que ya no estuviese en peligro su vida. Noté que algo sujetaba mi mano, en cuanto levanté la cara, veía el rostro de *__________*, con un dejo de tristeza.

   —Shoto... ¿Qué pasó? —preguntó con algo de preocupación en su voz.
   —Todo estará bien, ya no corres riesgo de vida —respondí, acariciando su mejilla con delicadeza.
   —¿Qué hay del bebé? ¿Cómo se encuentra el bebé? —preguntó ansiosa, yo solo pude desviar la mirada y morder mi labio. No me gustaba tener que ser yo quien le diese esa noticia—. Shoto... ¿Qué le pasó a nuestro hijo?
   —Tuvieron que practicarte una cirugía para extirparte el feto —lo dije tan rápido, que temí que me pidiese repetirlo. Al no oír ningún comentario de su parte, observé que sus ojos comenzaban a acumular lágrimas.
   —Es mi culpa... —yo solo me senté en un costado de la camilla, para poder estar más cerca—. Si me hubiese dado cuenta antes, ahora podríamos...
   —No te culpes por esto —la estreché entre mis brazos, aprisionándola en un abrazo—, yo hubiera dado lo que fuera por tener la posibilidad de que nuestro hijo todavía estuviese en tu vientre. Pero jamás lo haría, si eso dependía de perderte a cambio.
   —Espera. ¿Tuviste que elegir?
   —Sólo le pedí al doctor que salvase tu vida, incluso si consideraba necesario sacrificar al niño —ella parecía debatirse mentalmente en golpearme o seguir llorando—. Podremos seguir intentando más adelante.
   —Es tan injusto.
   —Lo sé.

  Permanecimos en esa posición por varios minutos, hasta que *__________* terminó exhausta de tanto llorar. Ya de noche, le dieron de alta para que volviese a casa, con indicaciones de regresar al día siguiente para una revisión médica. En casa, los gemelos nos recibieron con muchas preguntas de porqué nos demoramos en volver a casa. *__________* sólo los abrazó con fuerza, mientras alguna que otra lágrima se le escapaba de los ojos. Yo me ocupé de explicarle con total delicadeza todo lo que sucedió en el hospital tanto a los niños como a mi madre, quién estuvo supervisándolos todo este tiempo.
  Obviamente, ellos se entristecieron de haber perdido la oportunidad de conocer a su hermano/a, pero no dijeron nada ya que sabían que su madre era quién más sufría. Mi madre me miró con pena, sabiendo que esta noticia me afectó mucho. Esa noche fue tensa para todos nosotros, casi ninguno pudo dormir tranquilo. En la madrugada, me desperté con ansiedad y me puse a prepararle el desayuno a *_________* en busca de levantarle el ánimo. Escuché el timbre de la puerta sonar y fui a ver quién era tan loco como para venir a las 5:30 de la mañana.
  Vi a Kirishima del otro lado y le abrí, en cuanto vio mi rostro demacrado por el llanto y el poco tiempo que dormí, pareció no estar seguro de formular la pregunta o no de porqué me encontraba tan destrozado. Le expliqué en pocas palabras la noche que pasamos ayer y me dio unas palmadas en la espalda al terminar con mi relato. En dos segundos que estábamos sentados en la sala, sentimos un olor a quemado, yo corrí rápidamente a la cocina, recordando que había dejado el desayuno a medio preparar. No hace falta mencionar que lo quemé.

¿Estás dispuesto a darlo todo cómo padre? (Todoroki Shoto x TN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora