¿Estás dispuesto a darlo todo cómo padre? (Todoroki Shoto x TN)

❄️Yon ju🔥.2

—¿Cómo te estás sintiendo hasta ahora? —preguntó Fuyumi, mientras estábamos en la cocina preparando un refrigerio—. ¿Papá te incomodo en algún momento?
—Sorprendentemente, me alegra de que no se parezca a mi padre —ella detuvo lo que estaba haciendo hasta el momento y me observo con cierta pena—. Cuando mis padres se enteraron de mi embarazo, fue casi al final, por lo que no les dio tiempo a actuar y manejar mi vida a su placer. Desde siempre fue así, sino era mi hermano, mis padres se encargaban de cada segundo de mi vida. El venir a Japón y estar con ustedes, es lo primero que me sentí libre de responsabilizarme por mi misma.
—¿Tus padres...?
—Mi madre quería obligarme a dejar los gemelos en adopción —deje las cosas cocinarse y miré a mi cuñada—. "Eres muy joven para criar un niño", "jamás podrás con la responsabilidad de estudiar y cuidar a tu hijo", "nunca debiste haber dejado ___________ [tu pais], tu vida sería distinta" —tomé aire antes de seguir con la historia—. Si veían a los niños, fingían felicidad y goce. Mi padre era el mejor farsante en ese asunto. Pero, veo en los ojos y en la expresión de Endeavor, que él no es igual a mi padre.
—Ay *___________* —Fuyumi me abrazó—, lamento que hayas pasado por malos ratos por culpa de tus padres.

  Continuamos en la cocina y ella me mostró mejor la casa. La última vez que había estado aquí, Shoto no nos dejó recorrer muchas habitaciones de la casa. Me guio hasta una habitación que estaba decorada con juguetes y un mueble cerrado en la mitad de la pared, para nada acorde a la estética de lo que estaba alrededor. Fuyumi tomo unos pasos y luego abrió ese mueble, era un butsudan. Dentro estaba la foto de un niño albino, de ojos azul brillante en una expresión seria y usando un uniforme de secundaria.
  Ni siquiera pregunté, sabía que era la foto de Toya, el hermano mayor, ya que Rei-san aún guarda algunas en la casa. No las exhibíamos porque Shoto no se sentía cómodo ver la antigua imagen de su hermano mayor, probablemente le siga costando aceptar que haya tomado el camino de la villanía y jamás consiguió conocerlo mejor o ayudarlo a ver otra realidad. Tome un incienso que había en los cajones y lo encendí, me senté a rezar junto a mi cuñada. Para ellos, Toya estaba muerto.

  Terminamos y cerramos el butsudan justo a tiempo, antes de que los niños ingresaran junto a Endeavor a la habitación. Yuki estaba sobre los hombros de su abuelo, mientras que Kazu estaba sentado en el brazo derecho. Podía ver que ambos aceptado a su abuelo paterno (diría que Yukito le fue más fácil hacerlo que a Kazuya). Inevitablemente, me sacó una sonrisa de felicidad genuina desde que había pisado esta casa.
  En el semblante de Endeavor parecía lucir relajado y feliz, así que hablaría con Shoto para permitirle conocer a Toya también para pasar tiempo en familia (aún que, no estoy segura si mi esposo está preparado para dar ese paso todavía). Yo le indiqué que no había motivos por el cuál rompiéramos la relación con los niños y él se mostró feliz ante la idea.

   —Oye mamá —en la mesa, mientras los niños tomaban su refrigerio, Kazuya se acercó a mí y apoyó su cabeza en mi regazo—, ¿crees qué papá perdone al abuelo por sus malos ratos?
   —Yo espero que sí —respondí acariciando su cabello—, pero será su decisión.
   —*__________* —Endeavor llamó mi atención—, quería agradecerte por darme esta oportunidad.
   —No, a decir verdad, soy yo quien debe agradecerle —Kazu fue con su hermano, quienes salieron al patio en compañía de Fuyumi-san—. El hecho de que haya demostrado sinceramente lo que siente con mis niños, me deja más tranquila de que ellos crezcan sabiendo que tendrán la posibilidad de recurrir a usted. Así que, se lo agradezco mucho.
   —*___________*, había algo que quería discutir contigo. Acerca de Shoto —a este punto, me veía en un vacío, sobre lo que pudiera llegar a contarme de mi esposo—. Me siento mal por lo que hice, cuando veía los mensajes que le pasabas, me di cuenta de que ambos tenían un fuerte sentimiento hacia el otro. Tengo que confesarte que, envié a alguien a investigar sobre tu familia.
   —No creo que pueda conectarme mucho a mis lazos con mi familia —desvíe la mirada, con cierta molestia—. Hablando por parte de mis padres, ellos ya no me consideran su hija. Al menos, no después de decidir hacerme cargo de mis hijos.
   —Lo sé, y tengo que admitir, que eres una joven extraordinaria.