❄️Nii ju go🔥

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  En la mañana, cargamos todas las cajas y bolsos posibles a un pequeño remolque que Shoto había alquilado para acoplarlo a su vehículo. Los gemelos seguían durmiendo profundamente, mientras Eiji, Shoto y yo cargábamos todo en el auto. Como sabía que mis padres podrían presentarse en la puerta a primera hora de la mañana, decidimos que sería mejor cargar todo 2 horas antes de lo planeado y llegar a la casa de Rei-san para el desayuno. No quería que mis padres supieran donde viviríamos con los niños, ya que conocía sus intenciones.
  Saludé a mi primo y le prometí que visitaría a mis tíos en cuanto encontrasen un nuevo lugar para vivir. En el auto, Shoto puso una mano sobre mi pierna, con una expresión de emoción en el rostro. De los cuatro, creo que es el más emocionado por esta oportunidad de poder convivir todos bajo el mismo techo. En cuanto aparcó delante de la puerta, su madre nos esperaba tranquila en la puerta para recibirnos.

   —¡Niños! Despierten, ya hemos llegado —anunció Shoto, una vez que apagó el motor del auto. Los gemelos se desperezaron en sus asientos, al mismo tiempo que observaban que no estaban en sus camas—. La abuela nos está esperando para desayunar.
   —¡Oigan! Se suponía que los ayudaríamos a cargar las cajas —protestó Kazuya, señalándonos acusadoramente a ambos—, no es justo.
   —Ustedes estaban demasiado cansados, que apenas se levantaban cuando los llamábamos —añadí, quitándome el cinturón—. Vamos a desayunar.
   —Me alegra de que hayan llegado —comentó Rei-san, agachándose a la altura de los gemelos para abrazarlos—. ¿No hubo tráfico de camino aquí?
   —No, de hecho, llegamos antes de lo que esperábamos —comentó Shoto, abriendo el compartimiento del acoplado—. Le pediré a Natsuo-nii que me ayude a bajar las cosas, ustedes vayan y preparen la mesa...
   —Tú estás demente, si piensas que me quedare sentada tranquila, mientras haces todo el trabajo —salí junto a él, transportamos las cajas hasta el recibidor y algunas las dejamos en la sala para llevarlas a las habitaciones luego del desayuno—. ¿Esta es la última?
—Sí, con esa terminamos de sacar todo —respondió Shoto, secándose la frente con la manga de su camisa—. Los veré más tarde.
—¿No vendrás a desayunar con nosotros? —pregunté, con un pie dentro de la casa—. ¿Qué quieres que le diga a tu madre?
—Dile que debo resolver un asunto en la agencia —noté que soltó un suspiro de derrota—, con suerte, estaré de regreso para el almuerzo.
—Muy bien, que te vaya bien —saludé con la mano, aún que no satisfecho con esa despedida, se acercó hasta donde estaba y estampó un beso en mis labios.
—Esta noche, tendremos una cita —me advirtió, susurrando en mi oído—. Así que, despeja tu agenda.

El bicolor se subió en su auto, en cuanto quitó el acople y partió a la charla que tendría con su padre en la agencia. Yo parecía una adolescente hormonal, tonta por el beso sorpresa que me dio mi novio antes de irse. Sólo el grito de mis hijos, reclamando para que volviese a entrar a la casa me sacó de mis ensoñaciones. Dentro, Rei-san terminaba de posicionar un enorme plato con galletas y una tetera para el té. En la mesa, las tres generaciones desayunamos tranquilamente y felices.
Para Rei-san, el que sus nietos estuviesen aquí con ella (luego de perderse tantos años de no conocerlos) debe ser una especie de reconforte por los años perdidos con sus hijos. A mí, me hacía feliz que mis hijos al fin tuviesen una relación sana entre una abuela y nietos. Todavía tengo buenos recuerdos de cuando visitábamos a mis abuelos paternos, ellos siempre nos daban frutas que cultivaban en su pequeño huerto de jardín, la abuela nos ensañaba a cocinar o a hacer artesanías e Isami iba con el abuelo a aprender de la naturaleza.
Siempre deseé que mis hijos pudiesen experimentar algo similar, lamentablemente, mis padres no les habían dado esa oportunidad. Por eso, me sentía bien dejar que la madre de Shoto tuviese el privilegio de pasar tanto tiempo con los gemelos, de todas formas, ella se ganó rápidamente el cariño de Kazuya y Yukito.

El resto del día, nos la pasamos desechando las cajas y organizando todo en su lugar, los niños acomodaron su nueva habitación con sus cosas, incluyendo las consolas de videojuegos, sus prendas de ropa y algunos juguetes. Mientras, yo acomodaba mis cosas en una habitación vacía cerca de la cocina. La habitación de mi novio estaba cruzando el pasillo, tal como acordamos, no dormiríamos en el mismo cuarto hasta que me sintiera más cómoda.
Luego de las horas de orden, el almuerzo casi se nos pasa sin tener que comer. Por suerte, Rei-san se hizo cargo de todo. Los niños se sentaron a la mesa y esperaron a que su abuela y yo los acompañásemos. Nos sentamos, almorzamos y los gemelos, agotados, fueron a dormir una siesta.

¿Estás dispuesto a darlo todo cómo padre? (Todoroki Shoto x TN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora