Capitulo 33...

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"Ok, ¿Pero como contenerse con tremendo hombre?

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___________Evans..._________

Han pasado unas largas semanas desde que la deje en casa, me dolía dejarla, quiero luchar por ella, pero como lo hago si se que voy a perder.

— Aun no encuentro el lugar. — lleve la taza de café a mis labios para darle un sorbo.

— Saliendo de la institución te ayudaré, descansa.

Asintió no tan convencida, terminé mi café y salí de casa para tomar mi auto y llegar al instituto, lo aparque, baje del auto junto a mi maletín, acomode mi corbata mientras caminaba.

— Profesor Evans. — gire para dejar mi mirada en la voz.

— ¿Sargento Fury?

— Solo Fury por favor.. — se fue acercando.

— ¿Que hace aquí?

— Facil.. —  saco mi carta de su bolsillo — no puedo aceptarla, no lo haré.

— ¿Puedo saber el motivo?

— La seguridad de la capitana Ivanov. Además que su plazo aún no se vence.

— Vencio cuando Zemo murió.

— Para ser profesor no es muy observador. — saco otro papel que me lo entrego — En el contrato que firmó deja constancia que al terminar ese ciclo, si quiero, puedo transferirlo a otra misión y como quiero y puedo, su misión por los últimos tres meses, será la seguridad de la capitana.

— ¿Y si me niego?

— Mm.. — se alzo de hombros — no pasará nada de otro mundo, solo una pequeña demanda de más de treinta mil dólares, nada más.

Sonreímos mutuamente

— Que bueno que solo es treinta mil —
dije sarcástico, me entrego la carta junto a un folder.

— Que bueno que se lo tome así. A primera hora mañana, no sea impuntual Evans.

Se comenzaba a alejar..

— Pero necesito dar clases.

— Ya me encargue, solo tres meses — me enseña sus dedos con los numeros dichos — solo tres meses.

Subió a su auto para irse, suspiré, al parecer el destino nos quiere juntos, se está aferrando a nuestro pasado.

Hice las clases como normalmente las hago, era tan bueno volver a ser lo que me apasiona.

Tome mi auto y conduje hasta casa, la recogí y fuimos a buscar una casa, pasamos por muchas hasta que le gustó una.

— Bien, entonces el papeleo llegará a su correo.

— Gracias — nos despedimos de la arrendadora y subimos al auto para volver a mi casa.

— ¿Podemos pasar por la plaza? Necesitó comprar algo de ropa, ya no me está quedando.

Asentí, cambie el rumbo hacia la plaza, ninguno hablaba, creo que era mucho mejor así, se que le incómoda está situación y por más que me halla fallado, no le puedo guardar rencor, la quiero.

El Verdadero Caos | II Tmp. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora