𝑯𝒖𝒏𝒕𝒊𝒏𝒈 𝒕𝒉𝒆 𝑭𝒓𝒆𝒂𝒌 || Eddie Munson y tú (+18)

𝟏𝟏. Corazón roto

Terminaba de arreglar mi disfraz para la fiesta, había optado por vestirme como Sandy Olsson de la película Vaselina, de verdad que me ha costado la vida entera enfundarme estos pantalones negros. Chequeaba por última vez mi look, hasta yo debo reconocer lo bien que me quedo todo el atuendo. Por esta ocasión mis padres dejaron que usara el auto ya que la casa de Max Grant estaba algo alejada, no sabía muy bien por donde iba, pero pude suponer donde estaba la fiesta por la cantidad ingente de personas que se amotinaban en la entrada de una vivienda y, por suerte, encontré rápido un espacio donde estacionarme. Salude a varias personas en lo que buscaba a Steve, Robin y Nancy.

Los encontraba sentados en un sillón mientras hablaban cómodamente —¡Chicos, al fin los encuentro!

—¡______!— Nancy me abrazaba —¡Tu disfraz es genial!

—¡Sí, está clavado al vestuario que uso Sandy en la peli!— Robin también me abrazaba.

—Tu disfraz es...interesante— intentaba no reír de su disfraz de Drácula, pero me era imposible.

—No soy muy buena con las manualidades— Robin alzaba su capa cubriéndose de forma "siniestra", según ella, mientras que Steve solo se quedó viéndome —. Tierra llamando a Steve— la pelicastaña le chasqueaba los dedos frente a su rostro.

—Te ves impresionante...— sus palabras hacían que mis mejillas se ruborizaran un poco. No tuve tiempo ni de responderle cuando Robin y Nancy me jalaban para bailar con ellas. Creo que Nancy quería distraerme de lo sucedido ayer, por eso tanta energía, no sabía si Robin estaba al tanto de la situación, sin embargo, me agrado verla también disfrutando del ambiente.

Pasada una hora las tres estábamos con los pies destrozados —Salgamos, necesito aire fresco— nos pidió Robin mientras se tomaba el último trago de su bebida y respiraba con dificultad por el cansancio. Estuvimos de acuerdo y los cuatro salíamos al patio trasero que estaba igual de atiborrado de gente, parecía que media ciudad había asistido.

Estaba tomando más de la cuenta, eso solo era porque el rostro de Eddie seguía apareciendo en mi cabeza, me tambaleaba un poco y casi caía por los tacones que llevaba puestos —______, ya deja eso— Nancy me arrebataba el vaso de la mano y lo único que hice fue tomar otro de una mesa cercana y zamparme todo el alcohol de una. Podía ver en la cara de los tres preocupación, no sabían como manejarme. De repente Steve me agarraba por los hombros para cambiar la dirección a donde me dirigía.

—¡Vi que allá estaban dando unos cuantos dulces!— me empujaba, parecía nervioso. Casi clavaba el tacón entero en el suelo para detenernos, me giré para preguntarle que pasaba pero por encima de su hombro logré observar a la persona que menos quería ver en este momento.

—¿Por qué...por qué está aquí?...— mi respiración se hizo más irregular.

—Aquí se hacen los puritanos y se burlan de los que parecen "raros", pero cuando necesitan animar una fiesta siempre pueden contar con Munson cómo dealer de confianza— me contestaba Robin, es verdad, su pequeño "negocio" con el que ayudaba un poco en su casa.

Una chica se le acercaba, hablaron un poco y él, sin mucha sutileza, sacaba algo de su bolsillo, no notaba que era, pero lo metía en la boca de la chica; podía reconocerla, era una de esas groupies que iba a las tocadas de Eddie. Su pequeña charla no terminaba ahí, ella se acercaba más a él, le tomaba del brazo, a Eddie parecía no importarle eso, es mas, le estaba sonriendo.

—Vamos ______, no es necesario que sigas viendo esto...— Robin y Nancy intentaban hacerme retroceder, no obstante mi cuerpo se puso como una piedra, sentí una gran presión en el pecho, cómo si alguien me hubiera pinchado el corazón. Eddie al fin volteaba en mi dirección, hizo que la chica le soltara el brazo para acercarse a mí. Oh no, esto no va a pasar Eddie Munson, ni creas que me detendré a escucharte.