𝑯𝒖𝒏𝒕𝒊𝒏𝒈 𝒕𝒉𝒆 𝑭𝒓𝒆𝒂𝒌 || Eddie Munson y tú (+18)

𝟏𝟒. Te amo

Se que el título de esta historia ya te dice el tipo de contenido que habrá pero bueno, como quiera aviso: ⚠️ ESTÉ CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS UN TANTO SUBIDAS DE TONO ⚠️ listo, que nadie se me quejé porque avisadxs están
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La luz del sol pegaba directamente a mi cara, era molesto, al menos funcionó para despertarme. Parecía haber tenido un sueño muy largo, uno donde Eddie estuvo aquí y me cantaba, seguro lo aluciné después de la pelea que tuve con Charlie. Bajaba para tomar mi desayuno, Jake ya se encontraba comiendo con tranquilidad, pero cuado entré me miraba con preocupación —¿Qué pasa?— tomaba el jugo del refrigerador para darle un buen sorbo.

—¿Eddie se fue?— decía casi en un murmullo, me ahogaba con el jugo de naranja.

—¡¿Eddie estuvo aquí?!— aunque alzaba la voz intentaba mantener la conversación con un volumen bajo.

—Sí, ¿no lo recuerdas?

—¡No, pensaba que era un sueño!— solo se reía de mí, yo le daba un pequeño golpe en la nuca. También recuerdo a Jake ayudándome en ese momento tan malo, mejor hermano no podía pedir —Perdón, después de ver a ese idiota todo se volvió confuso...

—No sé cómo aguantaste no darle un golpe en la cara— recogía el plato sucio poniéndolo en el lavaplatos.

—Eddie estuvo a punto pero lo detuve.

—¡Agh! No arruines la diversión.

Fuimos a la escuela cómo de costumbre, nada de lo que pasó ayer parecía afectar el día de hoy, un día precioso que, curiosamente, estaba totalmente soleado, eso me daban más ganas de verlo, quería ver a Eddie, debía agradecerle por todo.

—______, ¿puedo hacerte una pregunta?— una persona me interceptaba bruscamente, antes de que tan siquiera pudiera contestar esta siguió hablando —. Ayer inició el rumor de que sales con alguien.

—¿Rumor?

—Sí, todo el mundo quiere saber quién es— ¿Acaso no tenían algo mejor que hacer? ¿Qué tiene de interesante mi vida amorosa?

—No te daré una exclusiva...— a esta persona ya la había visto en la sala de periodismo, en una sección de chismes locales.

—Oh, pero tampoco lo estás negando— una sonrisa maliciosa se formaba en sus labios. No tenía caso seguir hablando, me retiraba tranquilamente cómo si esa conversación nunca hubiera ocurrido.

La primera hora de hoy era artes plásticas, por lo que vería a Eddie desde temprano. Aún no llegaba pero yo tomaba mi lugar, la gente iba entrando uno por uno, el tiempo límite de tolerancia se había terminado pero de él ni sus luces. —¡Lamentó llegar tarde!— Eddie había empujado la puerta para entrar, estaba agitado de haber corrido para llegar. El profesor lo aceptaba a regañadientes y él se sentó a mi lado; no nos dijimos nada por un rato, arrancaba un pequeño trozo de papel de mi cuaderno para escribirle un mensaje.

«Gracias ♡», era simple, no obstante por el momento bastaba, tocaba su pie con el mío para llamar su atención y tenderle la nota que tomaba inmediatamente. La desdoblaba y en unos segundos una sonrisa apareció en su rostro, le sonreí de vuelta; escribía en el trozo de papel que me devolvía con una respuesta: «Bosque, después de la siguiente clase».

Asentía, con solo verle mi corazón latía muy rápido y pensar en ese encuentro hacía las clases eternas que cuando sonó la campanilla para el término de la segunda hora las mariposas en mi estómago no dejaban de revolotear. El bosque, un lugar donde Eddie y yo nos encontrábamos frecuentemente, nadie iba porque se les hacía siniestro y era verdad, daba un poco de miedo, pero gracias a él me había acostumbrado al ambiente un poco tétrico. Cuándo llegué no había nadie, todo era muy silencioso; unas manos taparon mi campo de visión, las tomaba y me daba vuelta para ver a Eddie, jamás había tenido tantas ganas de abrazar a alguien.
No sabíamos como empezar la conversación, en tan pocos días habían pasado una gran variedad de cosas, la mayoría malas —Eddie...gracias por ayudarme el día de ayer— era un buen comienzo, él se cruzaba de brazos para escuchar que más tenía para decir —, entiendo si quieres terminar con esto, digo, la chica de la fiesta es muy linda, creo que le gustas mucho y- — se abalanzaba sobre mí para abrazarme, mis sentimientos habían estado revueltos, lo único que estaba bien esclarecido era cuanto le quería.