𝑯𝒖𝒏𝒕𝒊𝒏𝒈 𝒕𝒉𝒆 𝑭𝒓𝒆𝒂𝒌 || Eddie Munson y tú (+18)

𝟓𝟓. Vivir o morir

Sentí que no podía hacerle nada, si mi destino era morir aquí lo haría. Sus manos, que sujetaban fuertemente mis muñecas, pasaron a mi cuello; vi duda en él, pero eso no le detuvo en comenzar a presionar contra mi tráquea. Mis reflejos me obligaban a intentar respirar, quitármelo de encima con débiles patadas, era como si alargara el momento más de lo necesario cuando podía matarme en un segundo.

Un estruendo lo paralizo todo, yo...yo jalé el gatillo, justo en su pecho. La pistola se había destrabado y mis repentinas ganas de vivir me habían salvado; él gritó parándose del suelo, fue el grito más estremecedor que escuche jamás. El hueco en su pecho trataba de regenerarse, veía el tejido uniéndose para cubrirlo. Entendí que esta no era una guerra que podía ganar sola, me había dado un poco más de tiempo, pero eso es todo. Volvía a ponerse sobre mí y, para mi sorpresa, pequeñas gotas caían en mi cara, eran sus lágrimas; empezó a rasgar su propio pecho arrancando todo el tejido que se estaba regenerando, un mar de sangre salía de su cuerpo y cuando fue suficiente para él, sostuvo mi cara entre sus manos —Gracias...— dijo con una voz tenue, por unos segundos volvió a ser el de siempre, sus ojos volvían a reflejar humanidad y...amor. Todo su cuerpo me caía encima, era muy pesado y quitaba el poco aire de mis pulmones.

Todavía estaba en shock, había matado a Eddie, mate a alguien al que quería proteger con mi vida. Mejor dicho, él se volvió a sacrificar para salvarme, algo que había estado haciendo incluso antes de iniciada esta pesadilla. Quitaba su cuerpo inerte de encima, estaba pasando otra vez, ¿por qué Eddie debía morir frente a mí? —¡¿ESTO ES LO QUE QUERÍAS?!— el enojo que albergaba dentro no me dejaba soltar lágrima alguna, quería matarlos a todos, quería matarla. Las paredes se quebraron de a poco como si fueran de cristal y cuando cayeron ya no me encontraba en el laboratorio, estaba en el parque de caravanas de Forest Hills, justo frente al remolque de Eddie y el señor Munson. La puerta del remolque se abría, casi invitándome a entrar.

Subía las pequeñas escaleras de la entrada, tantas veces que había estado aquí, tanta felicidad que este lugar me traía y ahora solo era un espacio sombrío y vacío. Di un paso entrando al remolque, no me encontré con la sala de estar, al contrario, era un cuarto completamente blanco e iluminado. Al fondo estaban apiladas varias computadoras que daban imagen de Vecna peleando contra Once, ninguno de los dos se veía bien —Me sorprende un poco que hayas llegado hasta aquí...— Alison veía con intensidad la pelea, me hablaba sin siquiera verme.

—¿Podrías al menos mirarme a los ojos?— dio un gran suspiro dando una vuelta de 180°.

—El rojo te queda bien— toda mi ropa y rostro cubiertos de sangre me hacían parecer salida de la película Carrie —, eres alguien muy afortunada, mataste a una de las mejores armas que teníamos, no esperaba menos de mi querida prima.

—¿Te atreves a decirme "querida prima" después de hacerme presenciar su muerte en dos ocasiones?...— entrar a la boca del lobo sin un arma era una pésima idea y lo sabía, ella me estaba provocando.

Una pequeña risa se escapaba de sus labios, Dios, como quería saltar para borrarle esa sonrisa presuntuosa de la cara —Estoy segura de que tu madre estará agradecida de que por fin te deshiciste de ese...tipo— hablaba de Eddie con tanto desprecio, lo mencionaba cómo si fuera una persona de cuarta —. Fue un imbécil, yo le ofrecí el mundo y él, bueno, él se dejó cegar por algo tan efímero como el amor.

—¿Y tú por qué haces esto? ¿Por qué me haces esto?— Alison era de las pocas personas en mi familia que estimaba e incluso envidiaba, siempre tan alegre viajando por todo el mundo y enviando postales desde los lugares más inhóspitos de la tierra —¿No tienes ya todo lo que una mujer de la alta sociedad desearía?

Un sonido de estallido salía de las computadoras, Once doblegaba a Vecna con sus poderes desintegrando cualquier cosa a su alrededor —Maldita niña...— murmuro —, ¿de verdad tienes tanta curiosidad de saber por qué hice todo esto?