𝟐𝟑. Promesa

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Todxs preparen sus pañuelos
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Unos golpes a mi ventana estaban interrumpiendo mis sueños, al principio quería no prestar atención, sin embargo, cada vez se hacían más y más escandalosos, ya enojada quitaba la manta que me cubría. El reloj de pared marcaban las 12:35 a.m. del 24 de diciembre, ya era mi cumpleaños.

—¡______, apura que me estoy congelando!— el que tocaba mi ventana era Eddie, llegaba para abrirle mientras tambaleaba por el sueño.

—Siempre llegas en los momentos donde me veo más horrible...— estaba en pijama y con el pelo alborotado por la almohada.

—Debía ser el primero en desearte un feliz cumpleaños...— mis pocas energías apenas pudieron hacer que evocara un leve "Gracias" —Oh y tengo algo para ti...

—¿Ah sí?— aún tenía una visión borrosa, solo discernía cómo sacaba algo del bolsillo trasero de su pantalón y, por alguna razón, se arrodillaba frente a mí —¿Qué haces?— preguntaba con toda inocencia porque soy tonta, básicamente, una tonta con mucho sueño. Abría la pequeña caja que tenía entre sus manos, divisándose algo brillante.

—______, sé que esto puede ser muy pronto, ni siquiera nos hemos graduado— una risa nerviosa salía de él —, pero no puedo imaginar una vida sin ti, no pensaba que podría enamorarme, enamorarme de verdad; cada día qué pasó sin verte es un suplicio, suena algo extremo ¿no? A lo que quiero llegar es...¿Quieres pasar el resto de nuestras vidas juntos?...— awww que lindo, espera...¡¿EDDIE ME ESTABA PROPONIENDO MATRIMONIO?! ¡¿POR QUÉ EDDIE MUNSON ME ESTABA PROPONIENDO MATRIMONIO MIENTRAS TENGO EL PIJAMA PUESTO?! Abría los ojos como platos, el sueño se había ido por completo. Tapaba parte de mi rostro con ambas manos, no quería llorar, no obstante sabía que lo terminaría haciendo —¿Y bien? ¿Qué dices?— esperaba mi respuesta, se le veía nervioso, viéndolo así lo único que quería hacer era tirarme a sus brazos para besarle y eso hice —Tomaré eso cómo un sí...

—Te amo, Eddie Munson...— volvía a besarle apasionadamente, esto era cómo vivir un cuento de hadas; no podía creer que hace unos meses me rehusaba a venir aquí por no dejar al tarado de mi ex, la vida sí que da unos giros inesperados; Eddie era alguien que no había esperado, sin embargo, era alguien que necesitaba para poder saber quien era yo. Él nos separaba e intentaba poner el anillo en mi temblorosa mano, justo en el dedo anular de la mano izquierda; era simple, pero muy bonito, delgado y con cuatro pequeñas piedras brillantes que no sobresalían, dándole una exquisita apariencia; hacía un gran contraste con los suyos, toscos, grandes y un tanto extravagantes.

—Este anillo es la promesa de hacerte la persona más feliz del mundo...— daba un pequeño beso en mi mano.

—Pero eso ya lo estás haciendo, soy muy feliz— las lágrimas comenzaban a salir de mis ojos, él las limpiaba con sus dedos aunque ya era incontrolable. Después del entusiasmo inicial el sueño volvía a apoderarse de mí —Me has levantado muy temprano.

—Lo siento, te llevaré a la cama— me cargaba.

—¿Sabes que puedo caminar?

—Sí, pero me gusta hacerlo, te ves tierna— ya en mi cama él mismo me tapaba con una manta.

—¿Ahora me contarás un cuento para dormir?— ambos reíamos, lo mejor es que de verdad lo hizo, se sacó una historia de la manga, supongo que su maestría en DnD le daban la habilidad para sacar cuentos así como así —Espero verte esta tarde— había organizado una pequeña fiesta, bueno, llamarlo fiesta ya era mucho; solo era una reunión con mis tres amigos, Nancy, Robin y Steve. También dejé que mi hermano trajera a sus amigos, los niños me caían bien.

𝑯𝒖𝒏𝒕𝒊𝒏𝒈 𝒕𝒉𝒆 𝑭𝒓𝒆𝒂𝒌 || Eddie Munson y tú (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora