𝑯𝒖𝒏𝒕𝒊𝒏𝒈 𝒕𝒉𝒆 𝑭𝒓𝒆𝒂𝒌 || Eddie Munson y tú (+18)

𝟒𝟔. Concierto en el otro lado

—Repasemos el plan una vez más— vamos Nancy, nos has repetido el plan al menos siete veces durante todo el camino —. Robin, dilo tú.

Parecía cómo si a Robin le hubieran hecho una pregunta difícil en clase —La fase uno es ver a Erica y a Jake en el parque, le avisarán a Lucas y Max cuando estemos listos.

—¿Fase dos?— señalaba ahora a Steve.

—Max atraerá a Vecna. Ira tras ella y eso lo dejará en trance— paso de señalar a Steve a señalarme a mí.

—Distraeremos a los murciélagos— contestaba, Eddie y Dustin chocaban sus puños, ¿cómo podían estar emocionados por la situación? La última fase era flamear a Vecna, nadie podía pasar a la siguiente fase hasta que todos copiáramos cada paso que dábamos, no había oportunidad de error, ya que eso podría costarnos la vida y la vida del mundo entero. El portal en el tráiler de Eddie era el más indicado para ingresar al otro lado —Sigue siendo espeluznante...

Steve entraba primero por el portal y lograba caer de pie aún sin un colchón por debajo —¿Qué quiere, un aplauso?— susurraba Robin con sarcasmo, debía decir que fue algo impresionante, pero no lo admitiría. Traía el colchón del otro lado que se veía más viejo y arruinado que el original, por fin podíamos bajar de uno en uno con todas nuestras armas, los amplificadores de Eddie y un cable extremadamente largo que conectó previamente en el enchufe más cercano al portal.

Era la primera vez que veía el otro lado, la temperatura bajaba considerablemente y del cielo caían relámpagos rojos —Pongan atención— Harrington se dirigía a Eddie, Dustin y a mí —. Si el plan empieza a salir aunque sea un poco mal...aborten la misión, ¿sí? Distraigan a los murciélagos y regresen, no intenten ser héroes ni nada, ustedes son solo...

—La carnada— respondíamos los tres al unísono.

—Solo míranos— dijo Eddie —, no somos héroes...— el grupo que mataría a Vecna se alejaba, sin embargo, Eddie tenía una última cosa que decir —. Oye, Steve...haz que pague— claro que Vecna debía pagar todo lo que había hecho, debía pagar por haber matado a Chrissy. Con este dicho, solo quedábamos Eddie, Dustin y yo preparando todo sobre la caravana —Debí aceptar la idea de irnos de vacaciones a Nueva York...

—Por supuesto que debías, pero el señorito fue terco diciendo "tengo muchas presentaciones y tocadas que no puedo cancelar"— el amplificador era demasiado pesado para que yo sola lo subiera, Dustin me apoyaba dándome una mano y entre los dos lográbamos subir el último —. Eso ya es pasado, no podemos hacer nada más que pelear contra una entidad sobrenatural que trata de matarnos.

—Tal vez...tal vez deberías esperar en el lado normal— me tomaba por los hombros.

—¿Por qué siempre tratas de alejarme? Primero en el lago y ahora esto— cogía una de las lanzas —, mi misión es matar a los murciélagos que hayan estado en solitario por las cercanías y que llegaron antes que la bandada principal y si no te quitas de mi camino entonces yo- — besaba mis labios callándome, este beso era muy diferente a todos los que me había dado en toda nuestra relación, podía sentir tristeza y desesperación.

—¡Yo no quiero que mueras!— Dustin y yo nos quedábamos pasmados por las repentinas lágrimas en su rostro —No pude hacer nada por Chrissy, tengo miedo de no poder hacer nada por ti cuando llegue el momento.

—No tienes que preocuparte por mí— limpiaba las pocas lágrimas que reposaban en sus mejillas con mi pulgar —, solo debes concentrarte en dar el mejor concierto que el Upside Down, Hawkins y el mundo haya visto.

Dustin daba unas palmaditas para llamar nuestra atención —Menos romanticismo y más trabajar— lanzaba los cables a Eddie —. Sube para que puedas conectar tus amplificadores y guitarra— terminamos a tiempo, la voz de Robin se escuchaba a través del walkie-talkie.

—Ya entró, pasen a la fase tres— fue lo único que dijo.

—Copiado, iniciaremos la fase tres— respondía Henderson conectando el último par de cables para encender todo —. Espero que lo escuchen— Eddie se preparaba para tocar la primera nota, de verdad me intrigaba saber que canción habría escogido. La respuesta no se hizo esperar mucho, comenzaba como un estallido que hacía vibrar todo tu cuerpo. Esa canción se llamaba...¿Master of Puppets? Salió hace unos tres semanas y Eddie se la pasó practicándola todos los días, todo el día, se supone que tendría que estar atenta, no obstante, me distraje un segundo para observarlo tocar —¡______, ten cuidado!— vi a tiempo a uno de los murciélagos que estaba por atacarme y lo atravesaba con la lanza.

—Eso estuvo cerca...— a gran velocidad veía a otros cinco de esos animales —Me lleva...— pude con dos yo sola, pero el tercero mordía directamente en mi pierna y el cuarto llegó para ahorcarme, sentí un inmenso dolor de inmediato. Dustin llegaba para auxiliarme rápidamente y aunque Eddie también quería hacerlo, no podía dejar de tocar, el plan debía seguir.

—¡Malditos animales de mierda!— Dustin clavaba su lanza en la cabeza de ambos y paraba al quinto con el escudo de clavos que crearon Eddie y él —¿Estas bien?

Acariciaba mi cuello con una mano, podía sentir la marca en mi piel —Podría estar muerta, así que sí, estoy bien— cada vez los chillidos de los murciélagos estaban más cerca —¡Sigue así Eddie, todo está saliendo bien!— unos cuantos golpes y rasguños no nos detendría. Aun cuando había practicado mucho esa pieza, no dejaba de ser una canción casi recién lanzada y podía ver cómo se esforzaba al máximo para no fallar ninguna nota.

Dustin disfrutaba mucho de ver a Eddie tocar y yo igual, siempre era un espectáculo inigualable, era impresionante ver cómo este hombre ponía toda su alma y corazón en la guitarra —¡Debemos cortar en exactamente treinta segundos!— gritaba Henderson y la cuenta regresiva seguía su curso. Llegábamos al clímax de la canción a tiempo —¡Uno! ¡Andando, hay que bajar!

Cómo pudimos brincamos desde lo alto del tráiler, los malditos murciélagos empezaron a estrellarse contra la casa apenas y cerramos la puerta —Esto es una locura...— secaba mi frente llena de sudor sentándome en el suelo y recargando mi espalda contra la pared, mis acompañantes se abrazaban entre ellos. Lo habíamos conseguido, sobrevivimos a la fase tres del plan.