𝟏𝟔. Dulce o truco

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Ahora sí banda, se viene LA NOCHE de Eddie y la rayis, espero que lo disfruten con buena música *guiño, guiño* (en Spotify se encuentran varias playlist, al final del capítulo dejo el link de la que yo escuché para escribir). Quiero que sepan que no escatime en descripción de lo qué pasa ni en descripción del cuerpo humano, tampoco estoy diciendo que sea la mejor haciendo este tipo de escenarios (disculpen si el momento no es bueno, también acepto sugerencias); ojalá que Wattpad no le de cuello a esta historia (nos vamos a AO3 si pasa jajaja)
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—¡Rápido Jake!— mi hermano estaba terminando de ponerse su disfraz de Freddy Krueger, todos sus esfuerzos dieron frutos pues estaba bastante bien logrado. Cómo ya me había esforzado en mi atuendo de la semana pasada, esta vez improvisé una Caperucita Roja con una falda roja, una blusa blanca de botones, una especie de capa del Halloween pasado, todo con una cesta de pícnic.

—Listo, vámonos— nos despedíamos de nuestros padres y tomábamos el rumbo a la zona de los ricos, donde daban los buenos dulces. El punto de reunión fue frente a la casa de Steve y a lo lejos ya divisaba una camioneta muy conocida —. ¿Mis cinco dólares?— mostraba su mano abierta donde depositaba un billete.

—Y recuerda...

—Sí, sí, no decir nada, si llegas después que yo a casa y nuestros padres no te ven, ese problema ya no entra en mi contrato— le daba un pequeño empujón, se despidió de mí para reunirse con sus amigos. Yo me acerqué a la camioneta y abrí la puerta.

—¡Boo!— Eddie se sobresaltaba un poco y yo subía en el asiento del copiloto —¿Cuál es tu disfraz? Te veo con la misma ropa de siempre.

Me mostraba sus dientes, traía puesta una dentadura plastiquera de colmillos, simulando ser un vampiro —Genial, ¿no?— le miraba con cara de "Me estás jodiendo", él empezaba a conducir sin importarle mucho mi mala reacción.

—¿A dónde me llevas?

—Ya lo verás— en ciertos tramos posaba su mano en mi pierna, eso me hacía recordar un poco la noche donde casi, bueno, ya saben. Llegábamos a un área despejada, específicamente a una colina; cómo todo un caballero me abría la puerta —. Mira el cielo— daba un vistazo hacia arriba, era precioso. Al ser una zona un poco alejada de todo recibía menos luz artificial y dejaba ver mejor las estrellas; se sacaba la dentadura falsa de la boca para poder hablar bien —Que martirio es usar esto.

Abría la parte trasera de su camioneta dejando ver un pequeño mantel, una lámpara de gasolina y algunos snacks, quedaba muy sorprendida, sabía que era tierno, pero no que haría este tipo de detalles —Ayer no se te veía muy bien, quise hacer algo para animarte...— no pude aguantar lanzarme a sus brazos, era algo sencillo pero hecho de corazón.

Prendía la lámpara que daba una luz tenue, pero suficiente para saber donde estaba cada cosa; me pasaba algunas frituras, conversábamos, fue realmente acogedor —Gracias, de verdad— le decía.

—Creo que me agradeces mucho.

—No es así, simplemente siempre me estás ayudando.

Con una mano tomaba mi cara para acercarla a él —Lo hago porque te amo, no quiero volver a verte triste...— me besaba, fue un beso de esos que te dejan sin aliento. Me ponía sobre él, ponía sus manos en mis caderas, le estaba permitiendo llegar hasta donde quisiera.

—Creo que el otro día dejamos algo pendiente...— susurraba en su oído.

—¿Sabes que he esperado hacer esto desde que te subiste a la camioneta?

—¿Acaso te ponen los disfraces de Caperucita Roja?— Eddie soltaba una pequeña risa ante mi comentario, desabotonaba de a poco mi camisa.

—No es eso, es solo que te deseo tanto, incluso en este momento tu aroma me está volviendo loco— aunque afuera hiciese un frío de muerte para nada lo sentía, es más, creo que la temperatura dentro de la camioneta iba en aumento.

𝑯𝒖𝒏𝒕𝒊𝒏𝒈 𝒕𝒉𝒆 𝑭𝒓𝒆𝒂𝒌 || Eddie Munson y tú (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora