Patrick Elgart, el Cazador.

【 XIX: Agua inquieta】

El olor se perdía en el aire y las calles y bote un suspiro de frustración, girándome.

—¿Y lo dejaste correr así nomás? — El idiota de Hache estaba con una mano sobre los labios, pálido y aún parecía procesando todo lo que había pasado.

—Em... Estaba en shock, lo siento... James se enojó mucho de repente y... no supe bien qué pasó — Se explicó nervioso.

Rodé los ojos. Si no fuera porque podía oler sus emociones le habría dado un golpe en la cabeza en ese mismo momento, a ver si reaccionaba.

—¿Qué le dijiste para enojarlo?— Pregunte más calmado, sacando mi celular, pero al ver el número de James recordé que no tenía celular en ese momento. Lancé un gruñido sobándome una sien.

—Me pregunto por los dones Adri. Le dije que no tenemos permitido hablar de eso, básicamente. Y.... Bueno... tú le metiste en la cabeza todas las malditas preguntas — Se cruzó de brazos y levante la vista mirándolo.

—Bromeas, ¿cierto? — Alce las cejas guardando mi celular —¿Me echas la culpa a mi de que literalmente huyera metiéndose en el primer taxi que apareció? —

—Hm, fue un poco dramático de su parte. Y si, el antes estaba bien siguiendo órdenes, no tenía problemas, ¿porque debiste meterle todas las dudas? Es tu influencia lo que causo esto — La voz de Haytham era venenosa, y se veía totalmente irritado.

Sonreí.

—Tienes problemas para manejar la culpa, ¿Eh? — Que desgracia era. Me miró bajando las cejas y recogí mi bolsa —Quédate acá, iré a buscarlo, no sabe moverse en la ciudad y está sin celular — le dije.

Afortunadamente no se negó, pero al sentarse parecía nervioso.

Fui a la puerta y le eché una mirada. Se miraba las manos con nerviosismo, estaba muriendo de preocupación. Decidí no decirle nada y salí cerrando la puerta.

Que se rompiera la cabeza—.

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Una muchacha dejó el café y algunos sándwiches en la mesa delante mio mientras yo tenía la cabeza apoyada en los brazos y observaba la nada.

Levanté la vista y la mire sonriendo, relajándome un momento.

—Muchas gracias, señorita — Agradecí y cuando se fue me enfoque en el café, rodeándolo con mis manos. Inspire hondo y soplé suavemente, el aroma y la calidez de la taza me hizo sentir más tranquilo y feliz, como un tónico para los pensamientos que tenían mi mente confusa.

Mire los sándwiches y me levanté yendo a la barra, donde un joven refregaba un vaso.

—Disculpe, ¿tendrá un celular o teléfono que pueda usar? — Pregunté.

El me miro alzando una ceja.

—¿No tiene celular? — Me miró entre extrañado y preocupado. Pude sentir un aire de sospecha en su mirada y sonreí apenado.

—Me lo robaron esta tarde en la calle... — Explique encogiéndome un poco de hombros — No soy de acá, llegue hace unos días —

—Oh, un extranjero, claro, tiene sentido — El joven suspiró con decepción — Las cosas están cada vez peor... cielos. Hay un teléfono fijo junto al baño — Me indicó finalmente. Sonreí con un asentimiento y me fui caminando hacia los baños, encontrando el teléfono. Lo pague y dude mirando el tablero de números.

¿Debería llamar a Haytham o a Patrick?

Baje las cejas, apretando los labios.

Marque lentamente un número...