Patrick Elgart, el Cazador.

【XV: La Gran Cristal】

Salí del auto agotado.
El viaje desde Nueva York, a Londres me había matado. Más aún con Haytham discutiendo por todo con Patrick.

Al menos había podido hablar con Samantha la mayoría del trayecto, pero el camino en el auto había sido casi sádico.

Pero ahora estaba en casa.
Me detuve frente a la gran muralla de setos y sonreí.
La mansión Lee era un patrimonio familiar del cual me hallaba muy orgulloso.

Haytham y Samantha se detuvieron junto a mi.

-Que bonita-
Haytham chasqueo la lengua.
-Lo es, solo espero que esos terribles perros no nos maten a languetazos al entrar.

Reí bastante con ese comentario, mis dos perros, Magnus y Maia, eran una pareja de San Bernardos. Haytham prefería mi gato, Artemisa, una bengalí muy activa.

Elgart apareció junto a mi, muy incómodo.
-Demonios... Prefería un pequeño hotelito en vez de... esto..-

-Por favor, Patrick, acepta mi hospitalidad- Le sonreí. -No podría perdonarme el dejarte en un hotel-

Me acerqué a la verja y apreté un botoncito. Al rato mi mayordomo y otros empleados salieron.

-Buenos días, Señor Lee, bienvenido a casa-

Sonreí un poco.

-Andrew, un gusto volver. Te presento a la Agente Samantha Evans, y al Cazador Patrick Elgart. Se alojaran en la casa según informe-

Andrew los miró, analizandolos con sus ojos color miel.
-Un placer. Sus equipajes serán llevados a las habitaciones asignadas-

-Andrew Cussler, es mi Mayordomo Jefe. Todo lo que necesiten, el se hará cargo-

Elgart estaba en shock.
-Demonios...-

El mayordomo lo miró fijamente.
-He oído mucho de usted, Señor Elgart. Le pido por favor que se abstenga de decir improperios en el interior de la casa.-

-No se preocupe, puedo hacerlo-

Fuimos por el caminito que dirigía a la puerta de entrada. Los empleados llevaban el equipaje adentro.

- Andrew, ¿Algo que informar?-

-El señorito William ha traído un amigo a casa ayer, se ha quedado a dormir y ahora están jugando en el salón. La señorita Katherine a mandado un mensaje y su informe de notas desde el internado. Promedio máximo, y le desea una excelente semana. Ruega que le llame por teléfono, señor-

Asenti gravemente.
-Muy bien-

Entramos en la casa, e inmediatamente note que algo iba mal. Estaba desordenado y habían huellas en la alfombra. Los empleados me miraron nerviosos.

Oí unas risas que me llevaron al salón, donde una puerta de cristal daba a afuera.

William y el otro niño se encontraban riendo en el piso a carcajadas. Estaban desordenados y sucios con tierra.

Crucé los brazos.
Esto era inaceptable.
Los demás se asomaron viendo la misma escena.

-¿William? Espero que tengas una buena explicación-
La reacción fue instantánea.

El chico se levantó inmediatamente. Su amigo me miró desde el piso.

-¿Papá? No sabía que venías- Se veía nervioso.
Yo estaba molesto.

Elgart se asomó y río un poco.

-Cielos, niños- dijo con una sonrisa. Le lance una mirada severa.
-No los alientes. Esto es un desastre-