| La Caída |

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Patrick saltó del tejado, cayendo sobre un basurero.

— ¡Mierda! — Salto afuera y corrió a toda velocidad por las calles, no volteó, pero sabia que dos figuras oscuras lo perseguían a toda velocidad. Cruzo una calle saltando un auto.

Su corazón latía a mil por hora.

Su padre.... Sus hermanas...

Todos habían caído en una maldita trampa. Había olido muy tarde los rastros de esos Insurgentes.

Tenia que encontrar al equipo de Sara, eran el refuerzo.

Seguía el olor de la mujer y corría a todo lo que daba. La adrenalina era aun más, y sentía a su sangre hervir.

Su instinto le hizo saltar a un lado, esquivando a tiempo al insurgente. Salto sobre el y con furia le rompió el cuello. Faltaba otro.

Siguió corriendo, el miedo iba amainando poco a poco. Su ansiedad se estaba transformando en una fría cólera. Odiaba ser cazado.

Volteó lanzando un grito de pelea. Su enemigo disparó sin dar en el blanco, dándole tiempo al castaño de acercarse y embestirle. Era un sujeto mas bien ligero, así que no le costo reducirlo y matarlo. Su largo cuchillo de caza atravesó el pecho de su enemigo con abrumadora facilidad. Retrocedió con cierta sorpresa. Su vista se estaba nublando, la sangre hervía mas que antes.

— ¡No! ¡No ahora! — Grito, llevándose las manos al rostro. Dio unos pasos. En ese instante el olor al perfume que usaba la Maestra Sara se hizo mas intenso. Se hallaba mas cerca.

A duras penas recuperó el control y se lanzo nuevamente a la carrera. A los minutos entro de golpe en la casa donde deberían estar.

En el mismo instante en que entro, el corazón se le subió a la boca y quiso llorar.

Estaban todos muertos.

Sara yacía en el piso a solo un metro de la puerta. Sus ojos estaban abiertos por la sorpresa, y todos sus hombres parecían haber corrido la misma suerte.

— No.... No... ¡No! — Sus piernas temblaban, le estaba dando náuseas.

¿Quien ayudaría a su padre?

Miro fijamente el suelo por unos segundos.

Salio de la casa y trepo a un tejado.

Era enfermante.

No volvería a acatar ninguna orden de retirarse en su vida.

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Bianca disparó y cayo al piso casi sin fuerzas. Una herida en su torso estaba sangrando demasiado.

Alzo la vista y vio a Ellie defenderse furiosamente de tres Insurgentes. Sus miradas se conectaron y Bianca sonrió un poco.

Su hermanita.

Ellie lanzo un grito.

— ¡Ni se te ocurra morirte, idiota! —

Bianca tomo la ultima bomba de humo que le quedaba y la tiro a los pies de Ellie. Los insurgentes se alejaron apenas vieron la bomba.

Pero esta no exploto. La castaña no había sacado el seguro.

Ellie rió por la treta y saco su escopeta, matando a uno de un tiro y golpeando a otro con la culata. Su gemela se encargo de asesinar al otro con un último disparo.

La joven cogió la bomba y corrió junto a su hermana.

— Vamos, Bianca, no me hagas esto — La sostuvo entre sus brazos y le aparto el cabello del rostro.

Patrick Elgart, el Cazador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora