【 II: Nueva York. 】

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Mire por la ventanilla del avión sintiendo una creciente emoción en el pecho.

Jamás había ido a Nueva York.

Más bien, jamás había salido de Inglaterra aunque si explore cada rincón de ella.

Además.

Iba a conocer al fin a Patrick Elgart, el cazador al cual me habían ordenado vigilar. El cazador del cual había oído tantas cosas. Estaba impaciente, quería bajar ya a tierra.

Por cierto, también me gusto mucho esa primera vez en un avión.

Las luces de la ciudad se veían desde el aire, miré mi reloj, eran exactamente las 20:23 pm. Volví a observar la ciudad, ¿que extrañezas vería allí? ¿Que clase de situaciones iba a vivir? ¿Cómo sería convivir con una persona que lleva trabajando totalmente sola desde hace seis años y repentinamente le asignan un nuevo compañero? Tenía todas estas preguntas, y más.

Finalmente llegamos al aeropuerto y baje del avión, tomé mi maleta y avance a la salida. Mientras caminaba comencé a pensar de forma algo más fría, en realidad, la situación en la que me hallaba era bastante tensa, en país extranjero, con nuevo compañero y sin muchos medios. Mi único medio era Elgart, y aun siquiera conocía su rostro. Tome un taxi a la dirección que me había dado Nicolas, el chófer fue bastante amable, supongo que tenía la cara de extranjero confundido.

Lamentablemente, admito que no soy el mejor ocultando mis emociones, pero de cierta manera también me alegro de eso, soy consciente de que la frialdad da bastante en que desconfiar, y una persona difícil de descifrar también. Aun recuerdo cuando conocí a Haytham.

No podía verlo sin sentir que me iba a rajar el cuello en cualquier segundo.

De repente el chofer me habló sacándome de mis pensamientos.

-Llegamos, señor-

-Oh, que rápido ha sido eso, muchas gracias- le pagué y salí del auto, cogiendo mi maleta del maletero. Balbuceo un gracias y se fue. Mire la calle, el tráfico era terrible, sonreí un poco, posiblemente el trayecto en el taxi fue lentísimo, pero estaba tan sumido en mis pensamientos que no lo había notado.

Ese es otro de mis defectos, aveces pienso mucho, o recuerdo muchas cosas. Si, soy joven aun, pero he vivido bastantes experiencias, y he visto cosas que muchos otros simplemente no podrían creer. Voltee y observe el edificio que se erguía a mis espaldas. Era altísimo. Respire hondo y entré en el edificio, la joven detrás del recibidor me sonrió.

-¿James Lee?- preguntó con voz argentina.

-En efecto- Sonreí, ese edificio pertenecía a la corporación, por lo que estaba seguro mientras estuviera dentro. Pero según tenia entendido, a Elgart le gustaba utilizar más sus bases ocultas por toda Nueva York, así que yo tendría que adaptarme lo más pronto posible a sus costumbres. -¿Esta Elgart?-

-Usted tiene suerte, no suele estar a estas horas, pero hoy si, ¿le guío, o?....-

-No me perderé, gracias- Respondí y me dirigí al ascensor cuando ella me hablo.

-Usted no es como pensé que sería, señor Lee-

Voltee sonriendo -Llámeme James, por favor, y me han dicho eso varias veces-

Pareció sorprendida, pero luego sonrió contenta -Ya veo, mi nombre es Samantha Evans, si se aburre de el señor Elgart en algún momento, entonces puede venir y hablamos mas- dijo sonriendo.

Me pareció una chica muy extrovertida y alegre, por lo que me cayó bien de inmediato -Claro, estaré encantado de venir a hablar con usted, señorita Evans-

-Puede decirme Samantha- dijo riendo -O si se siente en confianza, solo llámeme Sam-

-¡Claro, Sam!- Respondí haciendo una divertida reverencia, me resultó satisfactorio escuchar varias carcajadas de ella mientras llamaba al ascensor, al entrar a este la chica se despidió de mí con la mano, aun riendo un poco. Le devolví el gesto y se cerró la puerta.

Mientras subía los pisos me fui poniendo mas y mas nervioso. El aparato se detuvo y la puerta se abrió, salí y camine un poco por los pasillos hacia la puerta del departamento que usaba Elgart de base principal para sus misiones. Me detuve a varios metros de la puerta, respirando hondo, iba a dar un paso cuando mi celular vibro causándome un salto del susto.

-Demonios- Lo saque y mire la pantalla. Haytham me estaba llamando. -Menudo idiota- Me enfade por haberme asustado, estaba demasiado tenso por una nimiedad, solo iba a conocer a un tipo con fama de asesino desquiciado que podría matarme si se enojaba mucho..... Me reí a carcajadas mientras contestaba la llamada.

-Te tardaste- oí decir a mi amigo mientras terminaba de reírme.

-Discúlpame, estaba...- No supe que decirle, no quería que supiera que estaba tenso por conocer a alguien, se iba a burlar de mi por toda la vida.

-Tenso- completo el al notar mi silencio. Me conocía demasiado bien.

Suspire -Si- Aveces odiaba que el supiera todo, pero en esta situacion estaba contento de que me hubiera llamado.

-Pensé que lo estarías, querido amigo, no te preocupes, cuando lo veas, sabrás que decir, siempre lo haces- Sonreí, Haytham era un buen amigo si tenias la paciencia para conocerlo

-Gracias, amigo, aprecio mucho tus palabras-

-No hay de que, ahora debo irme, tengo que seguir planeando el ataque definitivo contra las ratas que inundan mi pobre Londres, adiós James, suerte y ten cuidado- Y corto la llamada.

Fue una conversación muy corta, pero me ayudo a serenarme. Guarde el celular y camine hacia esa maldita puerta, note que me sentía mas seguro. Odiaba ese efecto que tenia Haytham sobre mi, su calma y frialdad se me tornaba contagiosa.

Pero muchas veces, era lo que necesitaba.

Saque las llaves que me había dado Nicolas antes de irme y abrí la puerta, entre lentamente y entonces lo vi.

Era el, Patrick Elgart.

El Cazador de Nueva York.

En ese momento, odie Nueva York, extrañe Londres, con el gran reloj, las estrechas callejuelas y los nevados tejados.


Patrick Elgart, el Cazador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora