【XXVIII: El hombre de Cristal 】

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Mientras la antigua casona se desplomaba envuelta en llamas, Patrick se alejaba tirando de mi. Mis manos estaban quemadas al intentar abrirme paso en la construcción, tenía la mente completamente en blanco mientras caía al pasto con Elgart sujetándome.
El fuego lo consumió todo, y los cazadores mirábamos espantados el desastre... no todos habían alcanzado a escapar.

Me mire las palmas quemadas, sintiendo mis sentidos nublados y un agudo dolor en el pecho. ¿Cómo había ocurrido eso?....


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La base de Berlín había cerrado sus operaciones casi por completo debido a los daños por el ataque insurgente. Pasó a modo defensivo, y los cazadores elegidos para la última operación en las cercanías de la Selva Negra íbamos en camino a la base ubicada en Triberg... ciudad la cual no era nada de lo que yo podría haber esperado.

No me consideraba muy bueno en geografía, y en general, también tenía poca educación de cultura general global a mi parecer, se habían priorizado otras cosas en mi educación, por lo que mientras estábamos en un camión de la Corporación camino a la ciudad, los comentarios de Haytham me volvían más y más confuso...

—Debemos ir a ver las cascadas de Triberg, y los relojes cucú! El reloj cucu más grande del mundo está aquí!— hablaba con mucha emoción.

Yo miré a Patrick, el cual estaba dejando un mensaje a sus hijos.

—Que emocionado estás, Hache— dijo dejando el celular en su bolsillo finalmente.

Haytham sonreía animado.

—Toda la región de la selva Negra es muy rica en cultura y tradiciones, es una gran experiencia. Debemos ir a la casa de los mil relojes. Me muero por comprar uno original—

Sonreí un poco viéndolo. No estaba entendiendo demasiado, pero su emoción me emocionaba a mi.

—Podemos comprar cualquier reloj que gustes— le aseguré y mire a Patrick— deberías aprovechar de llevarle uno original a Jessica también— le animé.

Elgart lanzó una carcajada.

—Quizás lo haga, Haytham me está contagiando el entusiasmo turístico— rió entre dientes.

—Siempre es fascinante visitar nuevos lugares— Hache confirmó.

Yo sonreí mirando por la ventana el camino que seguíamos, extrañado.

—Aunque no me parece muy... selva— admiti.

Las montañas eran onduladas y bajas, cubiertas de bosques en efecto, pero llegando a la ciudad estaba más y más abierto el paisaje, y peor aún, había muchísima gente. Sin duda era una ciudad turística. Me había esperado algo diferente en realidad.

—Estas muy acostumbrado a las grandes ciudades, James— Patrick dijo calmo —Este sitio es turístico y pequeño, las montañas y bosques están un poco más allá—

—Hay muchos recorridos de senderismo también, están muy bien señalizados— Uldrich habló de pronto y me giré un poco para verlo.

Al ser ascendido, su traje ahora tenía un gemelo diferente en los puños de su chaqueta, pero no había parecido muy entusiasmado al respecto, y aún parecía algo afectado por la última misión. Phillip estaba en mucho silencio, mirando por la ventana con la mirada distraída.

Me pregunté si estaría pensando en Ian, que ya había sido enviado a Australia.

Mire de nuevo a Uldrich.

—Si hay tanta gente... incluso gente que recorre la zona continuamente, ¿Cómo la Corporación hace sus operaciones?— pregunté entonces.

Uldrich se acomodo un poco en su asiento.

Patrick Elgart, el Cazador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora