【X: La Bestia Enjaulada】

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Para mi sorpresa, solo tenía dos grilletes, cada uno en una muñeca, pero estaba atrapado en una jaula de acero puro.

"¿Como tienen éstas cosas los Insurgentes?." - En el momento en que me preguntaba eso, alguien dijo algo que enfado a los demás, y alzando la vista vi a los Jaeger discutir frente a mi, algunos sentados alrededor de una mesa, otros de pie. Nadie parecía a gusto con nada.

No pude evitar sonreír. ¿Para que rayos me habían atrapado con vida?. Acababa de despertar hace una media hora, y me habían limpiado las heridas, y vendado las más graves. Tenía puesto el traje, pero mis armas y mi chaqueta exterior estaban sobre una mesa a un lado de la sala evidentemente bajo tierra.
Estaba muerto de hambre y sed.

No entendía una caca de alemán, así que no me moleste en mirarlos o prestarles demasiada atención. Todos eran Jaeger, excepto dos, que parecían de alto rango de todos modos. El aroma que ya había identificado de Alphonse me guiaba a uno de los que estaban de pié. Estaba comiendo unos rollitos de queso y jamón que al olerlos me hizo rugir fuertemente el estómago.

Se hizo silencio inmediatamente, y por una vez sentí algo de vergüenza, porque todos parecían muy sorprendidos. Al ver las miradas clavadas en mi, sonreí.

- Hola, si, desperté - Saludé con una mano. Alphonse sonrió y se acercó.

- Un gusto, Elgart - Los rostros eran imperturbables. - Éstas medidas son de precaución, no te tendríamos en la jaula, pero en un momento entraste en un estado extraño e hiciste daño a uno de mis oficiales, así que, lo siento, pero es necesario para garantizar la seguridad, incluyendo la tuya -

El tipo parecía de los más diplomático diciendo ésto. A la vez, los otros siguieron hablando.

Alphonse se sentó junto a los barrotes, y me ofreció algunos de sus rollitos.
Los olfatee con cuidado. No tenían ningún agente extraño así que los acepté.

- Gracias -

El sonrió y me dediqué a olfatear un poco más.
El sitio estaba muy limpio para mi sorpresa, olía bien, y los aromas de cada persona eran muy claros. No tenían mala higiene en absoluto en ese sitio. Todo muy ordenado, esa misma jaula estaba bien cuidada y los grilletes parecían nuevos. Habían sido inteligentes y los habían soldado ajustados a mis muñecas, osea, no había llave. Suspiré. Sin ayuda externa no iba a poder escapar, sería imposible dar un paso con vida tras todo el ruido que tendría que hacer en el proceso de romper las cadenas.

- ¿Estás pensando en como escapar, Elgart?- La voz de Alphonse me hizo alzar la vista. Sonreí otra vez.

- Por supuesto, no moriré aquí. Tengo promesas que cumplir -

El asintió, al parecer de acuerdo.
- Nosotros nos tomamos muy en serio las promesas y las deudas de honor. Por eso James está con vida -

Tragué saliva. Menos mal lo habían dejado vivir.

- Espero que esté bien. Es una buena persona, sería triste perderlo -

Asintió otra vez.
- Tiene un destino muy especial. El tuyo también. Déjame decirte algo muy importante, Patrick Elgart -
Sus ojos se clavaron intensamente en los míos, y asentí, prestándole toda mi atención.

Era un Insurgente extraño.
Al verme atento tomo aire.

- Tu destino.... -

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Patrick Elgart, el Cazador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora