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Brainy PV

No sé cuánto tardarán en volver, la familia se había ido al centro cultural, así que me di prisa ya que los niños no estaban, en limpiar sus habitaciones.

Cuando terminé, me dirigía a la cocina cuando sonó el timbre. No sabía nada de tener visitas, Lena y Kara no me han dicho nada y ellas se han ido, así que no debe de ser una visita programada y sólo se me ocurría una persona que aparecía por aquí sin avisar y que el guarda siempre deja pasar. Vamos a tener que despedir.

Abrí la puerta y allí estaba ella.

—Parece que no le quedó claro que no puede venir cuando guste.

—No vengo haber a la señorita Luthor, vengo a verle a usted.

—Que quiere, ¿volver a ensuciarme la casa? Le gradecería que no lo hiciera, acabo de terminar de limpiar.

—No es eso.

— ¿Entonces?

— ¿Puedo pasar?

No dije nada, la miré un rato y me aparté, ella entró y cerré la puerta.

—Quería disculparme con usted por lo que sucedió ayer.

—Si bueno, los dos nos equivocamos y asustamos a los niños.

—Lo siento.

—Yo también lo siento.

—Bueno eso era todo lo que quería hacer así que... —se dio la vuelta y volvió a la puerta.

—Espere. —la detuve y no sé porqué.

— ¿Sí?

—Bueno, como estamos teniendo una conversación normal sin insultos ni gritos... ¿quiere tomar un café conmigo?

—Me encantaría. —sonrió y fuimos a la cocina.

Preparé el café y ella se sentó en la mesa de la cocina, le acerqué el azucarero.

— ¿Tiene edulcorante?

—Creo que sí.

Busqué en el armario y lo encontré, no quedaba mucho. La señora Luthor es la única que lo utiliza cuando viene, además de ponerlo en los pasteles para los niños. Era menos dañino que el azúcar.

Se lo acerqué y después llené las dos tazas, le di una y me senté a su lado. Estuvimos un rato en silencio tomando el café.

— ¿Desde cuándo conoces a la señorita Luthor?

—A Kara y a Lena las conozco desde niño. En la escuela me molestaban mucho, me llamaban raro, era muy inteligente y eso les molestaba a los demás. Kara me defendió y desde entonces dejaron de meterse conmigo. Ella me presentó a Lena, era una niña muy tímida igual que yo, pero Kara nos ayudó abrirnos, me divertía mucho con ellas. Cuando fuimos al instituto conocimos a dos chicos más, Barry y Sara eran dos terremotos como Kara, nos hicimos amigos enseguida y los tres siempre nos protegieron a Lena y a mí, Kara siempre estaba delante de nosotros. No era una matona, nunca pegó a nadie, solo hizo justicia explicando a los demás que lo que estaban haciendo estaba mal.

— ¿Y cómo acabaste de mayordomo?

—Cuando el padre de Lena murió, todo cambió. Su madre tenía que ocuparse del negocio así que se fueron. Luego los demás nos separamos porque íbamos a universidades diferentes, a mi me aceptaron en la universidad tecnológica. Hice el primer curso y después me fui a Hawái con unos amigos que había hecho, a practicar surf. No sabía, así que aprendí, el primer mes fue divertido y no dejaba de pensar en Kara, estaba seguro que a ella le hubiera encantado esa aventura. El mes siguiente sufrí el accidente, una ola enorme me tiró de la tabla y me tragó, no pude salir, todo se movía me estaba quedando sin oxigeno, me golpeé con algo, creo que fue con una roca, y quedé inconsciente. Cuando desperté estaba en el hospital y Lena a mi lado, fue a la única que avisaron. Ella me contó que unos surfistas me encontraron en la orilla y llamaron a la ambulancia, me trasladaron rápidamente. La llamaron porque vieron que había varias llamadas perdidas de ella en mi móvil. Los médicos me dijeron que había tenido mucha suerte, que podía haber muerto, pero hubo consecuencias.

La niñera (supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora