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Jungkook llegó muy cansado a su casa por la noche. Ni siquiera recordaba la última vez que había dormido en su hogar, y no es como si realmente lo extrañará, prefería mil veces dormir con Taehyung entre sus brazos, presionando su delgado cuerpo hacia su pecho.

Era una lástima que esa noche en particular sería diferente. Taehyung había ido a casa de sus padres, según le dijo en una llamada por la tarde, además, había llevado a YeonJun con él, y se quedarían hasta el día siguiente.

Un suspiro de puro cansancio salió expulsado mientras cruzaba el umbral de la puerta de entrada, para posteriormente cerrarla con pereza. Las luces estaban encendidas, aunque eso no fue algo que lo sorprendió al escuchar algunas voces provenientes de la sala, ya intuía quienes estaban ahí.

Con pasos pausados caminó por los pasillos del enorme lugar, siguiendo las voces que cada vez se escuchaban más cerca.

—Buenas noches — saludó cuando llegó a la sala y encontró a su madre y a su hermano sentados en el sofá que se encontraba en el centro de la misma. Ambos voltearon a verlo tan pronto como entró en sus campos de visión.

—Buenas noches — saludaron ellos al unísono, empleando tonos diferentes en sus respuestas.

—¿Qué hacen aquí? — fue lo primero que atinó a preguntar Jungkook con poco tacto. Realmente le sorprendía la presencia de su madre y Yoongi en su casa, no eran de las personas que tuvieran mucho tiempo libre durante la semana debido a sus responsabilidades.

—Vaya, así que ni tu madre ni tu hermano son bienvenidos a tu casa ahora — dramatizó Serim, como lo hacía casi siempre.

—No es eso mamá, lo sabes. Solo me extrañó que hayan venido aquí hoy sin avisarme antes.

—Realmente hemos estado viniendo dos días seguidos, y en ninguno de ellos has estado en casa — señaló su hermano, Yoongi, alzando una de sus cejas. Su madre también lo hizo, y el alfa menor conocía a la perfección ese gesto; ellos estaban a la espera una respuesta.

Jungkook dejó salir aire de sus pulmones mientras se sentaba en uno de los sillones, para después encogerse de hombros.

—¿En serio? — dudó, y tanto Yoongi como Serim asintieron levemente —. Bueno, ambos tienen teléfono y mi número. No recordaba que hacer una llamada fuera tan difícil — ironizó el alfa azabache, rodando los ojos. Aunque debía reconocer que se le había olvidado completamente llamar a su madre con la regularidad que antes lo hacía, pero al estar con Taehyung y YeonJun, él realmente se olvidaba de todo.

Por un lado estaba su instinto paternal que quería estar todo el tiempo jugando con su cachorro, recuperar todos esos años que había perdido con él, aunque aquello era imposible, se esforzaba por suplir de mejor manera su rol. Y por el otro, estaba el cariño inmenso que sentía por Taehyung, el cual se fortalecía más y más con el pasar de los días.

Joder. Como lo adoraba. Aquel tierno y hermoso omega era todo lo que estaba bien en ese mundo. Al menos en el suyo. Se había impregnado tan profundo debajo de su piel y en su corazón que veía imposible dejar de lado ese sentimiento que se presentaba en él con el simple hecho de escuchar la voz de Taehyung.

Quería abrazarlo y besarlo todo el tiempo. Y lo hacía. Él definitivamente lo hacía cada vez que se presentaba la oportunidad. Y aún así no le era suficiente, siempre deseoso de más.

—Queríamos comprobar con qué frecuencia venías a casa — escuchó que le dijo su madre, estrechando los ojos mientras se cruzaba de piernas, sacándolo de la pequeña burbuja en la que estaba inmerso llamada Taehyung —. Y según vemos ya casi ni vives aquí. Estábamos preocupados.

Mordida desconocida [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora