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Jisoo observaba la expresión de inquietud que tenía su hijo en aquel momento, y estaba segura que iba más allá de la preocupación por la última consulta que tenía YeonJun antes de su operación.

Les resultaba tan increíble el hecho de que la marca de Taehyung se haya abierto sin más, no sabían lo que significaba, y eso los alteraba de sobremanera.

Suspiró mientras tomaba la mano del castaño, llamando su atención. Ambos se encontraban sentados en el pasillo que quedaba cerca del consultorio del doctor Jeon, ya que en esta ocasión a la sala que ingresarían no se permitía más presencias que la autorizada.

—Tranquilo, YeonJun estará bien... y tú también... — murmuró con serenidad, tratando de transmitirle calma a su hijo.

Taehyung tiró su cabeza hacia atrás, pasando las manos por su rostro, tratando de tranquilizarse y calmar su aroma.

No sabía qué estaba ocurriendo con él. Incluso tuvo que darle a YeonJun a su madre para que sea ella quien se lo entregue a Jungkook por la vergüenza de que éste perciba el olor que desprendía. No entendía por qué tenía el aroma del alfa por todo su cuerpo, como si hubieran intimado, y mucho menos aún la marca rojiza en su cuello.

Eran tantas preguntas que se formaban en su cabeza y lograban descontrolarlo al no encontrar una respuesta para ninguna de ellas.

Afortunadamente el aroma del pelinegro se fue desvaneciendo de su cuerpo, quedando un sutil rastro casi imperceptible, no hubiera podido explicarle a Jungkook por qué olía a él, y tampoco quería contarle sobre su marca, no sabía la razón, simplemente no quería darle una mala impresión de su persona.

—Lo sé... — murmuró el castaño, apretando la mano de su madre en busca de soporte —, pero todo esto es tan complicado y confuso para mí que no puedo evitar preocuparme. Estoy marcado, de por sí tuve que vivir siendo visto como un omega al que todos pueden utilizar y humillar por mi lazo roto, y ahora esto... simplemente no puedo.

Taehyung empezó a reavivar recuerdos, crueles recuerdos de personas que lo humillaban, de alfas que creían que podían estar con él o tomarlo a la fuerza por tener un lazo roto, por ser un omega defectuoso. Él siempre trató de sobreponerse ante todas esas situaciones, tratando de ser fuerte para su hijo y no preocupar a sus padres y amigos, pero en la soledad de su habitación, donde nadie entraba, se deshacía en llanto y lamentos.

En varias ocasiones había culpado al alfa que lo marcó y luego desapareció, dejándolo solo con todo el caos en el que se convirtió su vida. Pero conforme iban pasando los días logró encontrar paz, serenidad. Tenía a su hijo después de todo, un pequeño angelito que llegó a su vida para darle colores, para darle alegría, aún cuando el cachorro había nacido ciego, Taehyung realmente pensó que después de todo el martirio que vivió estaba siendo premiado con ese pequeño.

Ahora tendría que vivir por todo eso de nuevo, a la espera de que el alfa que lo había mordido marque nuevamente a otro omega para que la suya desaparezca, sintiendo ese dolor intenso que casi lo deja en agonía la primera vez.

Y sumado a todo eso también estaba la próxima operación de YeonJun, lo más importante para él, y aunque Jungkook era un profesional y le había prometido que todo saldría bien, no podía evitar sentirse preocupado, e incluso asustado por ese día que ya estaba tan cerca.

—Sé que todo se ve complicado para ti ahora, pero debes ser fuerte, por tu hijo... por ti. Hay muchas más razones para estar feliz, últimamente te están pasando tantas cosas buenas. Falta tan poco para que YeonJun pueda ver, tu carrera está despegando de forma alucinante; sabes, tu papá no deja de guardar los recorte de revistas donde sales — Taehyung rió al escuchar eso último —, además...

Mordida desconocida [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora