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El cuerpo sudoroso y estimulado de Taehyung se tensó cuando sintió la esencia del alfa llenar su interior.

Con el rostro fuertemente enterrado en la almohada, mordiendo el suave objeto para evitar realizar algún sonido que los delate, dejó escapar un gemido estrangulado. Sus manos empuñaron la sábana, y dejó que toda la carga de Jungkook quedara en su interior antes de que este se derribara encima de él. Su propio orgasmo había llegado algunos segundos antes, dejándolo agotado sobre la mullida superficie.

El rostro del alfa quedó a un lado del suyo, podía escuchar como jadeaba e intentaba recuperar la respiración.

Se sentía tan bien sentir el peso del alfa sobre el suyo, con su fuerte pecho húmedo presionado contra su espalda mientras que aún tenía su miembro hinchado en su interior, goteando.

Jungkook también se encontraba completamente embelesado por la sensación. Era un rotundo hecho que el poder hacerle el amor a Taehyung sin ninguna barrera de látex de por medio volvía todo mucho más placentero para ambos.

Podía sentir los músculos internos del omega apretarlo y contraerse con cada embestida, compartiendo la calidez de sus paredes, sintiendo la humedad del lubricante natural que expulsaba el peligris y cómo luchaba por mantenerlo dentro de él. Era delirante.

El placer que sentía al estar con él era totalmente absurdo. La intensidad de sus toques y besos aumentaba a una magnitud que incluso pensar se volvía una tarea imposible de realizar.

Taehyung había comenzado con un tratamiento anticonceptivo oral, y aunque aún existía la duda en cuanto a su fertilidad, no podía exponerse a quedar en estado, ya que no solo sería peligroso para él y el cachorro, sino que tampoco quería tener otro hijo en esa etapa de su vida si es que existía la posibilidad. YeonJun aún era muy pequeño, su relación con Jungkook estaba despegando de nuevo, y su carrera estaba en su mejor momento. Un nuevo hijo le impediría muchas cosas que aún les quedaba por hacer.

Después de algunos minutos en los que su respiración pudo regularse, Jungkook salió de su omega, dejando escapar un suspiro ante la sensación. Descendió su mirada hacia la entrada del peligris y vio como el lubricante natural de este rodaba por sus muslos en compañía de su semen. La vista no debería de haber sido tan excitante como lo fue. Su polla se sacudió por la anticipación, pero trató de despejar su mente de esos pensamientos y se echó a un lado de Taehyung.

El omega había sido muy claro con él cuando le dijo que solo lo harían una vez. Taehyung se sentía incómodo al hacerlo ahí con la presencia de su amigo y primo en el departamento, a pesar de que ya pasaba la medianoche y muy probablemente ellos ya estarían dormidos. Pero era mejor prevenir cualquier situación incómoda.

—Es molesto no poder hacerte el amor como se debe — soltó el alfa luego de algunos minutos de cálido y reconfortante silencio. Su voz aún se escuchaba afectada por la actividad reciente.

Estaba acostado de lado, con la cabeza apoyada sobre la palma de una mano para poder tener una mejor visión de su omega lascivo. Cada centímetro de piel de Taehyung lo llamaba a ser mordido una vez más, a saborearlo con parsimonia para degustar de su dulzura.

Taehyung estaba muy agotado, así que se quedó recostado bocabajo, dejando pasar pocos segundos antes de girar la cabeza hacia Jungkook, conectando sus orbes al instante.

Una tenue sonrisa tiró de sus labios al ver el cuello y pecho del alfa lleno de marcas que fueron creadas debido a la lujuria. Era lo justo y necesario. Él debía llevar una marca física de por vida. Como mínimo, que Jungkook lleve esas que se le borraran en unos cuantos días, pero que de cierta manera, simbolizaban que era suyo.

Mordida desconocida [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora