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La noche había terminado de una forma amena.

Jungkook se permitió disfrutar de aquello que se había perdido por tantos años en compañía de Taehyung y su hijo.

Ser una familia.

Estaba consciente que aún distaba mucho de serlo, pero también tenía la seguridad de que llegaría el momento en que podrían hacerlo. Solo debía esforzarse más y estar con ellos.

Suspiró cuando llegaron finalmente a la entrada del departamento del omega.

—¿Muy cansado? — inquirió el castaño sonriendo mientras sacaba la llave para abrir.

Jungkook rió bajito debido a que llevaba a YeonJun dormido en sus brazos.

—No. Realmente no me causa nada de cansancio cargar a YeonJun, podría llevarlo en mis brazos siempre. Podría acostumbrarme a hacer esto contigo.

Taehyung detuvo su intento fallido por abrir la puerta, para girarse y ver por unos cuantos segundos como Jungkook veía con adoración a su cachorro. Podía ver en sus ojos un brillo tan deslumbrante, que no pudo evitar retener el impulso de sonreír.

Jungkook podría ser un buen padre.

—Estoy seguro que podrías hacerlo — murmuró el omega, ganando la atención del pelinegro.

—¿Qué?

—No. Nada — negó de inmediato el castaño, siendo consciente de sus palabras, para después abrir la puerta con sus manos temblorosas.

Taehyung ingresó a su departamento y luego le abrió paso a Jungkook.

—¿Lo llevo a su habitación? — cuestionó el alfa, viendo directamente a los ojos del castaño, quien sintió una extraña corriente atravesar su cuerpo cuando los recuerdos vividos del sueño que había tenido invadieron su cabeza.

Taehyung asintió con las mejillas sonrojadas, acto que no pasó desapercibido por el contrario, pero Jungkook solo le sonrió por la ternura que le provocaba cualquier cosa que el omega hacía.

—Ya vuelvo — informó el pelinegro, para después dirigirse hacia la habitación del infante.

Taehyung sonrió mientras lo veía desaparecer por el pasillo. No sabía qué estaba ocurriendo con él en ese instante, pero darle muchas vueltas solo le provocaría un profundo dolor de cabeza; como ya había ocurrido en otras ocasiones.

Confiar en alguien que recién aparece en su vida. Confiarle la persona que más ama. Confiar... no era algo que hubiera hecho con anterioridad, pero la sola presencia del alfa le daba tanta seguridad que no podía evitarlo. En su pecho se extendía una extraña sensación de calidez, y estar con él se volvía una necesidad asfixiante, y ni sabía qué tan buena era.

La operación de YeonJun estaba cerca, y luego de eso el vínculo que al parecer tienen desaparecería, sus visitas al consultorio ya no serían necesarias. Inclusive se preguntaba si Jungkook continuaría yendo todas las noches como suele hacerlo.

Todo era demasiado complicado, y aferrarse a la presencia del pelinegro era lo único que podía hacer el omega; porque tanto él como su lobo lo necesitaban cerca para sentirse bien.

Y mientras en la sala el castaño se sumergía en sus recuerdos (sin darle muchas vueltas a la situación actual de su vida), en la habitación del cachorro, el alfa observaba con adoración a su pequeño dentro de la cama en forma de carro.

Esbozó una sonrisa cuando lo vio removerse, pasando su manita sobre su nariz, la luz apenas perceptible de la lámpara de mesa le daba una imagen celestial al niño.

Mordida desconocida [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora