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—Estás demasiado rígido, Taehyung — informó el camarógrafo, relamiéndose los labios. El aludido solo bajó la cabeza, sintiéndose avergonzado cuando la mayoría de las miradas se enfocaron en él, el alfa suspiró notando la tensión que tenía el omega en esa sesión en específico —, tómense unos minutos para retoque chicos.

El camarógrafo empezó a caminar, dando indicaciones a las personas del staff sobre las luces y el maquillaje de algunos modelos. Tratando de generar tiempo para que el tímido omega que aún se notaba incómodo y absorto.

Taehyung exhaló profundamente cuando se encontró sentándose en uno de los tantos lugares que había en la amplia sala donde estaban realizando las fotografías. Sintió una ligera punzada en su pecho; estaba haciendo mal su trabajo.

Estaba haciendo mal ese trabajo que tan difícil le había resultado a Lisa de conseguirle. Ni siquiera sabía cómo se lo había conseguido, ella solo llegó y le dio la maravillosa noticia... aunque también era consciente que esa sesión sería un completo reto para él.

Llevaba ya algunos años trabajando como modelo, pero nunca lo había hecho de esa forma y en tal magintud, para una marca de ropa interior tan reconocida. Estaba asustado, y los nervios recorrían cada fibra de su cuerpo, y no era por tener complejos con su cuerpo y estar casi desnudo frente a desconocidos, en lo absoluto, sino que nunca se había presentado la oportunidad de posar para una marca de renombre y en aquellas circunstancias.

Lisa realmente empezaba hacer bien su trabajo. Esto sería un gran impulso para su carrera. Pero simplemente no podía concentrarse.

La sesión fotográfica había sido concretada en un muy mal día, o bueno no, sino más bien en un día donde sus nervios estaban más acelerados que nunca.

Ya había pasado cerca de dos semanas desde la operación de YeonJun. Su pequeño cachorro había podido regresar con él a su departamento, y sus padres insistieron en quedarse con ellos durante el tiempo que hiciera falta hasta que le quiten las vendas de los ojos a su hijo, pero él sabía que ellos tenían sus propias responsabilidades y no podía permitirlo, claro que ellos insistieron más d euna vez, pero al final logró convencerlos que lo más prudente es que volvieran a su hogar, y así lo hicieron, asegurándole que estarían ahí para la retirada de vendas, y ese día finalmente había llegado, pero ahí estaba él, en medio de una sesión fotográfica, la cual por cierto, estaba arruinando con su nerviosismo acelerado.

Era mucho que asimilar para un día. Jungkook le había asegurado que la operación resultaría exitosa, que YeonJun podría ver por fin, y él confiaba ciegamente en el alfa, en poco tiempo le había demostrado que era alguien en quien podía confiar.

Esa misma mañana Jungkook se lo había vuelto a confirmar. Ese era precisamente otro tema que no sabría como terminaría; en las dos semanas que transcurrieron después de la operación, Jungkook se había quedo a dormir en su apartamento exactamente cuatro noches.

Había tenido que soportar muchas, en serio, muchas bromas de parte de Jimin y comentarios elevados de tono de parte de Lisa, pero mientras despertara entre esos fuertes brazos que le daban tanta tranquilidad y paz, que le permitían acurrucarse, sentirse feliz, cálido y seguro, nada más importaba. Estaba dispuesto a seguir soportando a los dos tontos de sus amigos y a su primo.

Sin embargo, lo que lo unió o atrajo la atención de Jungkook en primer instante fue la condición de su hijo, y aunque tendría que asistir a consultas luego de aquel día, estas no serían tan constantes.

¿Qué sucedería después de hoy? Esa era la pregunta que atormentaba su cabeza en esos momentos, y que estuvo rondando desde hace ya varios días atrás, en compañía de: ¿Qué quiero yo que suceda?

Mordida desconocida [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora