El último día con YeonJun llegó más rápido de lo que Jungkook se hubiese imaginado. Por un lado se sentía feliz; eso significaba que Taehyung llegaría a la mañana siguiente y por fin tendría a su lindo omega entre sus brazos, pero por otra parte, era momento de decirle adiós a su niño.
Ya no tendría que levantarse en las mañanas para preparar su desayuno, ayudarle con las tareas en la tarde o abrigarlo por las noches para cuidarlo del intenso frío.
Extrañaría demasiado todo eso.
Porque realmente no lo veía como una obligación al estar al cuidado del menor, en verdad disfrutaba genuinamente cada uno de esos momentos.
Se había divertido tanto con su hijo en los pocos días que pasaron juntos, que no podía asimilar cómo pudo vivir tantos años sin la presencia del infante en su vida. Había logrado conocerlo mucho más, y le permitió a YeonJun hacer lo mismo con él y su familia.
Con el acercamiento que tuvieron en ese corto periodo de tiempo, Jungkook veía muy factible la posibilidad de poder llevar a YeonJun con él en otras ocasiones a su hogar, el cual, ahora también era hogar del menor. Porque todo lo que era de Jungkook, también lo era de Taehyung y YeonJun, incluyéndose a sí mismo en el paquete.
El alfa quería darles todo de él.
Crear bonitos recuerdos y dejar todos los malos en el fondo. Reemplazar las lágrimas por sonrisas. Jungkook tenía la certeza de que no podría borrar nunca todo lo malo que ocurrió en el pasado, todas aquellas desventuras a las que se enfrentaron, pero por lo menos, podía hacer que el futuro de los tres, juntos, sea muy prometedor para ellos. Dedicaría cada segundo de su vida para ello, para que Taehyung compruebe por sí mismo que él en serio estaba valorando la oportunidad que le había dado pese a todos sus errores.
Y su mayor motivación era recordar las sonrisas bonitas de su omega y su cachorro. Ambas provocaban una sensación de calidez increíble en su pecho, la cual recorría cada rincón de su cuerpo, al igual que la que estaba sintiendo en aquel preciso momento, mientras veía a YeonJun divertirse eufórico en la pista de coches en el parque de atracciones que estaban visitando como su último recorrido luego de un día lleno de actividades.
YeonJun estuvo tan emocionado por ese visitar ese lugar en particular, que Jungkook, pese a sentir su cuerpo acalorado hasta el límite, no pudo poner alguna excusa para truncar la ilusión de su pequeño, y decidió ir, bajo la premisa de que estarían bien.
Llamó a su madre para que los acompañara en caso de emergencia, pero ella no pudo aceptar, ya que tenía negocios que atender. Así que a Jungkook solo le quedó confiar en que él y su lobo aguantarían la última ola de calor antes de entrar totalmente a su celo.
El parque de diversiones al que llevó a YeonJun era enorme, y con diversas atracciones por todas lados. Los orbes de su hijo parecían destellar mientras examinaba el lugar muy alegre.
Estuvo dudoso en si debería apartarlo todo para ellos solos, pero decidió no hacerlo por dos razones; no anticipó la fecha, y además, pensó que YeonJun se divertiría en mayor medida si en las atracciones habían más niños como él. Así que desde su lugar, podía observar a su pequeño niño divertirse y reír con otros.
Le resultaba curioso y muy tierno que YeonJun pudiera hablar con tantos niños como si nada a pesar de que estuvo privado del contacto con otros por su condición. Recordaba que a su edad, él ni siquiera podía separar los labios cuando alguien se le acercaba a hablar, tal vez porque siempre estuvo presente el miedo a decir algo malo. La frase "cada vez que abres la boca lo arruinas" era su pan de cada día, algo que su padre no dejaba de repetir en su niñez. Así que era muy probable que esa haya sido la razón. Incluso si se lo ponía a pensar, en la actualidad, seguía siendo un poco parecido, de hecho, el único amigo que tenía era Yugyeom, y eso fue porque el omega era bastante elocuente y para nada reservado con él. De esas personas que te hacen sentir auténtico.
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Mordida desconocida [KookTae]
RomanceLuego de una noche, donde el alcohol hace estragos en su cuerpo, Taehyung se despierta en una habitación de hotel, solo. No sabe cómo llegó ahí, pero lo que sí sabe, y siente, es el dolor en su cuello. Y semanas más tarde, le llega la noticia de que...