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Sentía los ojos pesados.

Podía escuchar sonidos en el exterior, sin embargo lo único que veía era la más aterradora oscuridad. Con un poco de dificultad pudo abrirlos, parpadeando lentamente.

Se extrañó al encontrarse en su habitación, sobre la cama. Un pinchazo en su cabeza le recordó lo que había ocurrido.

Fue atacado por un grupo de alfas aterradores, y luego llegó el doctor Jeon, él lo salvó.

¿Pero por qué estaba ahí?

¿Qué había pasado luego?

Pudo escuchar unas voces que provenían de la sala, así que se puso de pie ágilmente y se dirigió hacia allí.

Al llegar, la imagen que recibió removió algo en su interior, fue una sensación extraña que hizo latir su corazón de forma errada.

Su lobo interior se manifestaba en felicidad y plenitud, muy contrario a cómo normalmente actuaba cuando su cachorro estaba con un desconocido, solía alertarse y ponerse a la defensiva, pero ahora era diferente. Y no saber el por qué, lo inquietaba de cierta manera.

Sobre el gran sofá de la sala se encontraba el azabache que lo había salvado con su pequeño hijo en las piernas.

Jungkook le leía a YeonJun uno de los nuevos libros que le había comprado el castaño el día anterior.

Su cachorro tenía cierta fascinación por los cuentos, tal vez se debía a su condición, ya que por medio de las descripciones de los mágicos lugares que describían las historias, éste podía idear su propio mundo en su pequeña cabecita.

Con lentitud se acercó hasta donde se encontraban los dos pelinegros, llamando la atención inmediata del alfa, quien lo miró preocupado y sacó con cuidado al niño de su regazo, susurrándole algo al oído.

Antes de que alguno diga una palabra, la voz angustiada de una fémina se escuchó en el lugar.

—Taehyung, ¿estás bien? ¿Cómo te sientes? — inquirió con preocupación Chungha al llegar a la sala y ver al omega de pie.

—Estoy bien, no te preocupes — tranquilizó con una sonrisa a la niñera de su hijo —. Ah... ¿Cómo llegué aquí?

—Bueno pues-

—Yo lo traje — interrumpió el azabache, dejando al pequeño sentado sobre el sofá, se levantó y llegó hasta donde se encontraban los omegas — Sufrió un desmayo debido a la situación que experimentó, no sabía a quién reportar, así que tomé su teléfono y llamé a la última persona con lo que había hablado, ella me dijo como llegar hasta aquí — explicó.

Taehyung sonrió y Jungkook sintió como su corazón se aceleraba, según él, sin razón alguna.

—Se lo agradezco mucho, doctor Jeon.

—No tiene nada que agradecer, cualquiera hubiera hecho lo mismo.

—No — negó el castaño mientras baja la cabeza durante unos segundos y sus ojos adquirieron un escaso brillo de tristeza — No todos harían lo mismo.

Jungkook se sintió algo afectado por aquella frase, a pesar de no saber el porqué, su lobo rasgó en su interior, culpandolo de algo que aún no lograba procesar.

Aclarándose la garganta Chungha llamó la atención de ambos hombres, que parecían idos mientras se veían el uno al otro. Dándole una sonrisa pícara al castaño, quien la entendió perfectamente y volteó los ojos en respuesta, se despidió de ambos, y del pequeño que se encontraba sentado sobre el sofá, excusándose con los quehaceres que aún debía cumplir aquel día.

Mordida desconocida [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora