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Continuar normal con su vida como si nada hubiese ocurrido, hubiera sido algo idílico, pero Taehyung sabía que no podía ser tan fácil. Dejar las cosas en el pasado no es tan sencillo como muchos lo plantean.

Incluso cuando la policía arrestó a Lee Sunwook y un juicio justo determinó su condena en prisión, Taehyung no pudo sentir otra cosa más que temor.

La preocupación de que ese hombre pudiera volver en cualquier momento, a pesar de que eso no podía ser posible debido a todos los años que estaría encarcelado, no abandonó su cuerpo rápidamente como se lo hubiese imaginado.

Pensó que todo estaría bien, ya que al final del día, Lee Sunwook solo les dio un buen susto. No llegó a consumar la atrocidad que quería hacerle. Así que él creyó que todo se quedaría tan solo como un trago amargo de algo que pudo haber ocurrido, y que logró evitar.

Ingenuamente, concluyó que todo estaría bien a partir de ese momento.

Pero no lo estuvo.

Los primeros días fueron los peores. No pudo salir de su casa, pero al mismo tiempo se sentía ahogado en el interior de ella.

Una escalofriante sensación de vértigo que lo mareaba era todo lo que podía percibir. Incluso cuando el timbre sonaba, o cuando alguno de sus amigos andaba cerca de él, sin que primero pudiera notarlo, el pánico lo invadía y su respiración se aceleraba.

A pesar de ello insistió en que estaba bien. Quiso atribuirle esa paranoia al hecho de que todo estaba aún muy reciente, y sus recuerdos de ese día eran algo muy vívido.

Pero desistió totalmente de ello, cuando un día se despertó acalorado y con los latidos de su corazón golpeando fuerte contra su pecho, luego de haber tenido una pesadilla con lo ocurrido con Lee Sunwook.

Recordó ese día. Los forcejeos, las manos de ese hombre sobre su cuerpo y su boca asquerosa tratando de llegar a la suya. Cuando logró escapar de sus garras y le quebró el florero de la sala en la cabeza. Absolutamente todo era muy claro, y oscuro al mismo tiempo.

Al despertar, lo primero que le gritó su instinto fue correr a la habitación de su cachorro, y al no encontrarlo ahí, se desesperó y comenzó a actuar de una manera muy irracional. Gritó y lloró, tanto, que llamó la atención de algunos vecinos que se acercaron con rapidez a su departamento para ayudarlo, ya que se habían enterado de lo que le ocurrió.

Su madre, quien se había quedado a acompañarlo y había salido por un instante a realizar unas compras necesarias, dejándolo a él dormido, lo encontró totalmente fuera de sí. Y trató de contenerlo, recordándole que él mismo había dado su permiso para que Chungha llevara a YeonJun a una feria en el interior del edificio donde estudiaba.

Taehyung lo había olvidado por completo. Y solo pudo llorar más fuerte al darse cuenta que no estaba bien.

Cada rincón de esa lugar era un fiel recordatorio de lo que había estado a punto de ocurrir. De la pesadilla que le hizo pasar aquel hombre detestable en cuestión de minutos.

Y fue esa misma noche, cuando habló con Jungkook. El alfa sabía lo que sentía incluso antes de que pudiera abrir la boca para contárselo.

Él llegó, se lo quedó mirando con cautela y luego lo abrazó tan fuerte, que sintió como cada pedazo roto de su interior se iba uniendo de nuevo.

Pero ambos sabían que eso no era suficiente.

Taehyung había vivido una situación traumática, y debía tratarse como tal. No era algo que Jungkook pudiera sanar con su presencia, porque aunque cuando estaba con él, el omega se sentía mucho más seguro y tranquilo, no podía aferrarse al alfa para no sentir temor. No era sano. Ni justo.

Mordida desconocida [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora