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Los días del celo de Jungkook fueron extremadamente extenuantes para Taehyung. Y estaba casi seguro que no pudo ponerse de pie sin sentir dolor alguno hasta una semana después de que este terminara.

A pesar de ello, no podía negar que pasó buenos momentos, y no solo por el sexo desenfrenado que tuvo con Jungkook durante la noche y en la madrugada, sino que también pudo pasar con él y YeonJun, compartiendo los tres juntos. Esos pocos días le hicieron darse una idea de lo que muy probablemente podría ser su vida si vivieran como una familia, y debía admitir que absolutamente todo era maravilloso.

Jungkook no dejó de bromear por ni un solo instante sobre una mudanza rápida, en ocasiones, su voz era tan seria que Taehyung dudaba mucho entre si estaba bromeando o no.

De cualquier forma, no era algo para lo que estuviera preparado aún. Si bien era cierto que tuvieron mucho tiempo para platicar, convivir y cerrar ciclos dolorosos de sus pasados, ellos aún seguían sin tener una relación formal, a pesar de que ya estuviera marcado.

Las cosas siempre se habían dado de una manera extraña en cuanto a ese aspecto. Sin embargo, por primera vez se sentía cómodo con ello. Estaba bien con la relación que mantenía con el alfa. Él lo hacía sentir seguro y era lo único que importaba.

Cuando se marchó con YeonJun de la casa de Jungkook, y llegó de nuevo a su departamento, se sintió un poco desorientado. Era increíble como se había acostumbrado tan rápido al acogedor hogar del alfa, aunque sabía que la razón no era el lugar, sino que allí pudo encontrar una especie de refugio, donde solo estaban su alfa y su cachorro.

Adoraba a sus amigos. A cada uno de ellos. Pero de alguna manera, el estar con Jungkook y YeonJun le daban ese atisbo de tranquilidad que necesitaba, ese sentimiento reconfortante que no sentía con nadie más que con aquellas personas que llamaba su familia.

Fue una noche antes de volver a su departamento que Jungkook le estuvo hablando con mayor seriedad sobre la posibilidad de vivir juntos en un futuro cercano, él solo se rio y le dijo que deberían considerar hacer las cosas más lentas, no había motivo para apresurarse.

Nadie los iba a separar.

No ahora que todo entre ellos estaba marchando súper bien.

No le llevó mucho tiempo replantearse sus propias palabras. Porque tan solo a la noche siguiente de que tuvieran esa conversación, el frío que lo azotó en la soledad de su habitación fue tan desestabilizador que no podía concebir la idea de dormir sin la presencia del alfa, sin la sensación de sus brazos alrededor de su torso o del sonido que emitían los latidos de su corazón cuando este lo abrazaba por la espalda y se quedan así. En silencio. Solo disfrutando de la cercanía. Porque incluso esos actos que podían ser muy ínfimos para otros, para ellos lo era todo.

Así que los sentimientos lo golpearon, acribillándolo, y Taehyung ni siquiera fue consciente de la intensidad de los mismos hasta ese momento. Apenas pudo notar su fortaleza cuando sin limitaciones, y totalmente cegado por la necesidad de por lo menos escuchar la voz arrulladora de Jungkook, lo llamó. Sin más. En la noche. Rozando la madrugada.

Se dio cuenta de lo absurdo de su actuar al segundo, ya que Jungkook le había dicho anteriormente que esa noche debía quedarse en la clínica por cierto asunto que él no llegó a comprender en su totalidad, así que muy posiblemente lo iba a interrumpir, y estuvo a punto de colgar la llamada, pero esta fue respondida casi al instante por el alfa, como si él también hubiese estado esperando por ella.

Taehyung supo que fue así por lo que le dijo Jungkook incluso antes de que él pudiera hablar.

"Tú también lo sientes, ¿verdad?"

Mordida desconocida [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora