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El llanto incesante del azabache resonaba en toda la habitación.

Su lobo rasgaba su interior con desesperación, queriendo volver al lugar donde horas antes había abandonado al dulce omega con quien compartió la noche.

Al despertarse, se aterró al ver lo que hizo bajo la influencia del alcohol. Aunque debía admitir, que en él nació aquella necesidad por marcarlo. Por hacerlo suyo. Pero luego de ser consciente de aquella marca imborrable en el cuello del contrario, no pudo evitar atemorizarse, y huir del lugar, sin medir las consecuencias de sus acciones.

Por primera vez, en mucho tiempo, se sentía destruido. Quería volver. Él realmente quería volver con el castaño, pero era preso del miedo.

No se suponía que fuera así.

No debió ser así.

Solo buscaba un poco de diversión aquella noche.

Había regresado a Corea, luego de terminar un ciclo en la universidad, con la intención de visitar a sus padres. Después de un pequeña discusión con ellos, salió enojado de la casa, sin un rumbo fijo.

Como si fuera obra del destino, se sintió atraído hacia aquel bar, un aroma demasiado dulce lo llamaba. Lo invitaba a conocerlo. Y fue cuando lo vio.

Nunca en toda su jodida vida había visto a un omega tan hermoso como aquel chico castaño. Desde la lejanía se veía tan atrayente, tan perfecto... Tan apolíneo. Su lobo se removió inquieto en su interior en ese momento, necesitando percibir más de cerca el aroma que el otro poseía.

Y ahora estaba ahí, llorando por sus errores como si su vida dependiera de ello. Aferrándose a la única persona que podría apoyarlo en esta situación sin juzgarlo, SeungGie, su mejor amiga.

—Necesitas tranquilizarte, Kookie —pidió en un susurro la hermosa omega. Sentía como su corazón se rompía con cada palabra que salía de los labios de su mejor amigo.

¿Por qué?

¿Por qué la vida era tan injusta con ella?

¿Por qué la persona que más amaba en la vida le hacía este daño tan devastador a su pobre corazón?

Porque sí. Park SeungGie amaba con su vida a Jeon Jungkook.

—N-no sé que hacer, estoy... c-confundido —confesó en medio de lágrimas, separando su cuerpo de la contraria, quien lo veía con una tristeza indescriptible.

La parte racional de Jungkook, y su lobo, le exigían que vaya en busca del omega. Pero aún así había algo que lo detenía. Algo que no lo dejaba avanzar y hacer lo correcto.

No sabía como remediar su error.

Le destruyó la vida a ese inocente chico.

Y ni siquiera tenía la valentía suficiente como para afrontarlo.

—Encontraremos juntos una solución, no debes sentirte así. No es solo tu responsabilidad —trató de animar SeungGie. No podía dejar que Jungkook decidiera unir su vida a ese muchacho desconocido. Eso sería perderlo definitivamente, y no estaba lista para permitirlo.

—No hay nada que pueda hacer —murmuró el azabache con cansancio. Trató de sonreír, aún cuando sus mejillas se encontraban húmedas por las lágrimas, sus labios y nariz se encontraban rojos por todo el tiempo que estuvo llorando.—Debo responsabilizarme por lo que hice.

Sí. Debía, no, quería hacerlo. Buscaría al lindo omega, y... Ya luego pensaría como arreglarlo todo, sin la necesidad de lastimarlo.

Era lo correcto.

Mordida desconocida [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora