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La fuerte carcajada de Yoongi resonó en el salón, ganándose una mirada filosa de parte de su hermano menor.

—Basta ya, no te rías de mí, imbécil — masculló con enojo Jungkook, ganándose un golpe a un costado por parte de su madre, quien estaba sentada a su lado en el sofá de la sala — ¿Por qué me golpeas a mí? Él empezó — inquirió con indignación, esta vez dirigiendo su atención a su progenitora.

—Sabes que me disgustan las palabras ofensivas entre ustedes cuando yo estoy presente — expuso con serenidad Serim —, además, tú realmente te mereces ser llamado de esa manera, estás empeorando aún más la situación.

Jungkook suspiró con frustración mientras se pasaba las manos por el rostro y hacía su cabello hacia atrás, recordando aquel fatídico momento en el que su cerebro dejó de funcionar.

—Lo sé, pero en ese momento no se me ocurrió nada, estaba muy nervioso.

—Fue muy brillante de tu parte decirle que imaginaste a otra persona mientras lo besabas — ironizó Yoongi, volviendo a su semblante serio —. No me extraña que ese chico haya salido huyendo.

Y Jungkook recordó el rubor que cubrieron las mejillas de Taehyung cuando esas palabras escaparon de su boca sin siquiera pensar en la forma que lo afectaría, debió haber sido muy humillante para el castaño.

Pero era preferible eso a decirle la verdad.

Luego de aquello, Taehyung no había dicho ni una sola palabra, simplemente empezó a caminar alejándose de él, y cuando por fin pudo reparar en su error, era muy tarde porque el omega ya había desaparecido de su vista.

—¿Qué harás ahora? — cuestionó preocupado Serim. En ocasiones sus hijos podían ser tan despistados y tontos.

—Voy a disculparme... supongo.

Luego de ese murmullo de parte del pelinegro que apenas se escuchó, la habitación se sumió en silencio. Cada miembro de la familia con un pensamiento diferente.

Yoongi en cómo continuar haciendo rabiar al rubio que tenía en su oficina trabajando hasta tarde, prácticamente como un esclavo, desde que escuchó decirle "ogro" aquella noche.

Serim en cómo hacer para que sus hijos logren usar las dos neuronas que tenían.

Y finalmente Jungkook, en qué hacer para lograr que Taehyung disculpe su error de aquella noche, y no mantenga la distancia que había tenido con él las últimas veces que fue hasta su departamento para continuar cumpliendo la promesa que le había hecho a su hijo de leerle el libro, o en las ocasiones que fue con YeonJun hasta su consultorio. Esa era otra situación que lo ponía nervioso en exceso, había hecho tantas operaciones en su corta vida y nunca se sintió tan abatido por una, pero esta vez era totalmente diferente, y no es que no fuera profesional con sus demás pacientes, pero este era un caso especial, incluso podría decirse que era su meta de vida; hacer que YeonJun, su pequeño cachorro, vea por primera vez los dulces y agradables colores del mundo.

—Así que, ¿tengo un sobrino? — Yoongi rompió el silencio, ganando de inmediato la atención de los otros dos, viendo como una sutil sonrisa surcaba los labios de su hermano menor, posiblemente recordando al inocente niño.

Sintió como su propio pecho se llenó de satisfacción al verlo. Jungkook siempre fue rechazado por parte de su padre y obligado hacer cosas que no eran del todo su gusto, solo para algún día ser merecedor de su orgullo, sin embargo, a pesar de sus constantes intentos por demostrarle que podía hacer las cosas bien, su progenitor nunca se mostró condescendiente con él, y siempre le exigía más o le recriminaba su actitud.

Por ello, ver a Jungkook ahora con ese brillo en los ojos cada vez que hablaba del pequeño cachorro o del hermoso omega castaño, lo llenaba de una sensación gratificante.

Mordida desconocida [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora