Jungkook había perdido por completo la noción del tiempo. No sabía desde cuando había estado acariciando con mucha suavidad el cabello y la espalda de Taehyung, mientras este dormía plácidamente encima de su pecho desnudo.
Seguramente ya habían pasado varias horas desde que comenzó a hacerlo, ya que cuando volvió a abrir los ojos luego de haberse dormido con el omega acurrucado en sus brazos, aún la oscuridad de la madrugada envolvía el exterior, y por la escasa luz que se filtraba desde los bordes de la ventana en aquel instante, podía inferir que el sol ya estaba saliendo, dando paso a un nuevo día. Así que era bastante posible que ya llevara haciendo eso por horas.
Taehyung había hecho lo que él le pidió. No lo dejó solo en ningún instante. Ni siquiera preguntó la razón de su actuar tan repentino. Llamó a su departamento para avisar que no llegaría esa noche, y luego colgó.
Jungkook estaba seguro que sus amigos le habían hecho alguna broma subida de tono, puesto que el omega se ruborizó de un momento a otro, pero pese a eso no se abstuvo de acompañarlo y darle consuelo con una gran sonrisa de apoyo. Fue el omega quien lo acarició y adormeció hasta que logró conciliar el sueño.
Eso solo hizo que se sintiera mucho peor, porque mientras el castaño era cariñoso y comprensivo, él solo podía mentirle y ocultarle la verdad. Se había esmerado tanto en prepararse para sacarse por fin ese peso de encima, para poder disfrutar de la pequeña posibilidad de redención de parte de Taehyung, pero luego que el omega soltara esas palabras que lo llenaron de una culpa mucho más grande de la que ya había estado sintiendo, todo se había ido por la borda.
Esa pequeña esperanza había desaparecido por completo de sus posibilidades. Su error de hace años no solo había herido a YeonJun y a la imagen del omega frente a los demás, sino que también le había provocado otro daño aún mayor; lo había dejado infértil.
¿Cuánto dolor le había provocado sin ser consciente?
¿Siquiera tendría el derecho de pedirle perdón después de tanto?
Sus orbes lograron visualizar la marca entre el cuello y hombro de Taehyung. Su marca. Aquella que señalaba que el castaño era su omega, pero que ni siquiera el mismo Taehyung sabía.
—Eres precioso — susurró muy bajito, sin detener las caricias sobre el cuerpo del castaño por encima de la amplia camisa que usaba para dormir.
Taehyung estaba usando su ropa, la cual le quedaba bastante grande, ya que la que portó para la cita no era la más cómoda. El cuerpo del omega era esbelto y delgado a comparación del suyo. No obstante, había cierta satisfacción en verlo vestido de esa manera. Tan tierno y hermoso. Incluso con el peso de todo lo que había sufrido Taehyung seguía conservando su inocencia y amabilidad.
Un fortuito suspiro escapó de su boca luego de relamerse los labios, sin que sus orbes se apartaran un solo segundo del rostro de Taehyung. «¿Qué haría ahora?», esa pregunta estuvo rondando su cabeza toda la noche y gran parte de la madrugada, atormentándolo.
Taehyung no merecía que le siga mintiendo. El omega no merecía tener un alfa como él a su lado. Pero era tan egoísta que no quería perderlo. Era consciente que había perdido por completo cualquier oportunidad de decirle la verdad a Taehyung, ya no existiría el momento adecuado, ahora simplemente debía hablar y esperar el total rechazo de parte de su omega. Lo intentó, realmente intentó decírselo esa misma noche, mientras sentía las manos de Taehyung pasearse por su espalda en un intento de darle consuelo, pero no pudo.
Le había hecho mucho daño, e incluso en todo el tiempo que estuvieron juntos desde que se reencontraron y se involucró con él, seguía haciéndole daño con su silencio y sus acciones erradas. Era un maldito círculo vicioso del cual no podía salir.
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Mordida desconocida [KookTae]
RomanceLuego de una noche, donde el alcohol hace estragos en su cuerpo, Taehyung se despierta en una habitación de hotel, solo. No sabe cómo llegó ahí, pero lo que sí sabe, y siente, es el dolor en su cuello. Y semanas más tarde, le llega la noticia de que...