Las clases parecieron pasar con mayor rapidez de la normal, y eso ya era un milagro para alguien que miraba el reloj cada cinco minutos para comprobar cuánto tiempo faltaba para salir de la tortura. Pero es que esa vez, él no estaba pensando en ello, su mente se hallaba ocupada en algo que lo atormentaba peor que las clases.
Aún así, se rehusaba a aceptarlo. No quería siquiera pensar en ello, pero su cerebro en un intento por fastidiarlo terminaba disociado completamente entre lo que el maestro decía–y no procesaba– y lo que recordaba, lo que le dolía.
Por ello, cuando salió del aula no se fijó en el chico rubio que pasaba por el pasillo justo cuando él caminaba como zombie por el mismo, este lo miró con curiosidad al tiempo que se acercaba a él, igualando su paso.
—¿Por qué pareces más pensativo de lo normal? ¿Debería llevarte a la enfermería?—inquirió en un vago intento de broma, aunque el aura del castaño decía que no estaba de humor.
Sin embargo, pudo ver una leve sonrisa asomarse en sus labios al volver sus ojos cansados a él y rodearle los hombros con uno de sus brazos.—Creo que solo tengo la energía drenada—musitó con desgano, Conan hizo una mueca. Por alguna razón, le inquietaba verlo tan... Poco animado.
—¿Y qué se puede hacer para llenarla de nuevo?—cuestionó desviando la vista, se sentía raro tratando de animarlo cuando el que siempre tomaba la iniciativa en ello era Roy.El aludido lo miró con una sonrisa burlona, picado por la curiosidad.
—¿Harías cualquier cosa para animarme?—Conan bufó.
—No he dicho eso—refunfuñó zafándose de sus brazos y recostándose en los casilleros mientras Roy abría el suyo y metía libros al mismo.
—¿Entonces por qué tanto interés en querer saber cómo llenarme de energía?—lo picó mirándolo de lado con mofa.
Conan gruñó.—Olvídalo, ya no quiero saber nada—Roy se carcajeó, y de algún modo, eso alivió a Conan. De paso hizo sentir mejor al castaño, no sabía lo mucho que podía influir aquel chico en su estado de ánimo.
—Bien, podríamos ir por un batido a la cafetería ¿te parece?—propuso Roy cerrando su casillero y volteando hacia el rubio que lo veía con curiosidad—¿por qué me miras así?
Conan frunció los labios.
—Acostumbras a tomar batidos cuando no te sientes bien—lo miró con sospecha y Roy se rió.
—Tan atento a los detalles—murmuró complacido de algún modo por ello.
—Como olvidar la última vez que quisiste matarte de diabetes—rodó los ojos, Roy sonrió divertido.
—Es solo que hay algo que no sale de mi cabeza desde que llegamos a la escuela—murmuró, cauteloso.
—¿Es sobre mí?
El rubio asintió con la cabeza y Roy enarcó una ceja, sonriendo burlón mientras se inclinaba hacia el más bajo.
—¿Vas a confesarme tu amor o algo así?—susurró con diversión, y la sola idea hizo que el menor enrojeciera con los ojos abiertos como plato y le palmeara el hombro con gesto malhumorado que en realidad quería ocultar la vergüenza y la sorpresa que sentía por ello, Roy se alejó riendo.—Eres tan idiota, mejor vamos por tu maldito batido de una vez—y trató de irse, pero un Roy risueño lo agarró del brazo devolviendolo a su lugar.
—Lo siento, lo siento, ya dime lo que estabas pensando—insistió y Conan bufó zafándose de su agarre con una miradita rencorosa.
—Mejor no…
—Vamos, Conan. No dejaré de fastidiarte hasta que me lo digas.
El aludido frunció los labios desviando la vista.
—Fastidias aunque te lo diga o no.
Roy jadeó indignado mientras Conan lo ignoraba.
—Bien, es solo que... Esta mañana cuando nos detuvimos frente a una primaria, tú y ese señor...—De inmediato la expresión del castaño cambió, su sonrisa se volvió forzada y pronto desvió la mirada, incómodo—no tienes que decírmelo si no quieres, solo pensé que eso era lo que te estaba molestando y si necesitas hablarlo…
Roy suspiró y se volvió a mirarlo con una sonrisa pequeña al tiempo que jugaba con los mechones de cabello rubio sobre la frente del más bajo, pareciendo querer solo distraerse con algo. Conan sintió muy íntimo ese simple gesto.
—Es una larga historia y ya casi son las tres ¿no?—musitó con voz pastosa, Conan alzó un hombro, despreocupado.
—Hoy no iré a la práctica, y mis papás no vendrán por mí, están de viaje—contestó y Roy alzó las cejas.
—¿Vas a dejar a un lado tu valiosa práctica, señor responsable?— se mofó revolcándole los cabellos, Conan le dió un manotazo.
—Ya cállate y vamos—gruñó agarrando al castaño de la mano para arrastrarlo a la cafetería, Roy resopló.
—Me gustaba más la idea de que me confesaras tu amor—balbuceó divertido.
—En tus sueños, pequeño demente.
Roy se rió entre dientes, solo dejándose llevar por él.
Esto... Sé que es tarde jajajaja
Hoy fue un día raro, y se me pasó el tiempo, no publiqué nada.Este es uno de los capítulos más cortos y quiero aclarar que si pudiera los pondría más largos pero la historia ya está terminada y editada y si añadiera algo más terminaría repercutiendo en el capítulo siguiente y entonces tendría que cambiar más cosas. Así que, sobrevivan con estás migajas por favoooor.
Muchas gracias por sus lindos comentarios, hoy estuve fuera de las redes por completo, y me encontré con mi bandeja llena de votos y comentarios bonitos de nuevos lectores, estoy muy agradecida.
Mi meta es hacer de este libro algo que todos conozcan y relean porque han encontrado un lugar seguro aquí, así como yo he encontrado mis lugares seguros en algunos libros.
Gracias por el apoyo, porque con cada voto siento que estoy más cerca de la meta que me he trazado con este libro 🫂❤️🩹
Y ya, mucho blah blah, me woa mimir.
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Mi Chico Revoltoso
RomanceConan Freeman vive bajo las reglas de unos padres egoístas que solo quieren aceptación social y mantener su estatus de familia honorable a costa de la pulcritud con la que han criado a su hijo; Roy Beckman le importa poco lo que piensen de él y solo...