Capítulo 72: "Gánatelo"

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El joven estuvo a punto de caer de no haber sido por el rápido actuar del rubio quien, como un rayo, se movió para agarrarlo de la camisa y atraerlo hacia la ventana para que se sostuviera a esta

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El joven estuvo a punto de caer de no haber sido por el rápido actuar del rubio quien, como un rayo, se movió para agarrarlo de la camisa y atraerlo hacia la ventana para que se sostuviera a esta. Roy lo hizo y paralizado miró al joven salvador que aún le apretaba la tela de su ropa asustado.

—¡¿Estás loco o qué?!—exclamó soltándolo con brusquedad pasando de tener miedo a estar enojado, Roy trastabilló al tiempo que él se alejaba de la ventana con el corazón a mil.

Cuando escuchó los pies del susodicho caer al suelo, se volteó con una mirada asesina.

—No me mires así después de que por ti casi me muero—le reprochó el castaño cerrando la ventana por la que había entrado.

—¡No te lo pedí! ¡Es más! Debería sacarte a patadas ahora mismo—exclamó empujándolo hacia atrás, para que se fuera por donde había llegado.

—¡Pero si acabo de entrar!—dijo Roy indignado, deteniendo las manos del menor con las suyas. El solo tacto hizo que Conan se zafara con brusquedad, enojado.

—No tienes nada que hacer aquí—masculló encarándolo con enojo.

—Bueno, creo que sí a juzgar por el humor que tienes —comentó metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—No tiene nada que ver contigo.

—Demuéstrame que no y déjame quedarme un rato aquí…

—No—respondió rotundo.

—¿Lo ves? Estás enojado conmigo—afirmó frustrado avanzando hacia el otro quien fijó su vista a otro lado, molesto—¿por qué no eres capaz de admitirlo? Sabes que puedes decirme lo que quieras, maldición. ¿Por qué no dices lo que piensas?

—¿Tal vez por que no tengo nada que decir?—cuestionó en tono agrio, cruzándose de brazos.

—Eso no parece.

—No me conoces, Roy Beckman—lo encaró de nuevo, molesto—¿cómo puedes asegurar que estoy enojado? No he dicho na…

Roy lo cortó presionando su boca contra la de él por unos segundos antes de que Conan, como un impulso, se alejara conmocionado.

—Perdón—dijo frunciendo los labios. Conan se removió incómodo y sonrojado.

—No me alejé porque me desagrada, solo... Me tomaste por sorpresa y…

—No me estoy disculpando por el beso—aclaró sonriendo divertido—sé que te gusta.

Conan jadeó indignado.

—Presumido.

—Me estaba disculpando por no llegar por ti como lo prometí—afirmó, Conan recordó entonces que de hecho, estaba enojado con él por eso, así que volvió a poner su cara de pocos amigos.

Mi Chico RevoltosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora