Capítulo 92: "Frustración"

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El ruido sorpresivo los hizo saltar sobre la cama, Roy terminando de despertarse y Conan totalmente sobresaltado hasta que la realidad les cayó como balde de agua fría

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El ruido sorpresivo los hizo saltar sobre la cama, Roy terminando de despertarse y Conan totalmente sobresaltado hasta que la realidad les cayó como balde de agua fría. Una mujer se hallaba en la puerta, mirándolos con los ojos casi saliéndose de sus cuencas, enrojeciendo de rabia.

Conan tembló en su lugar, jadeando sin creer que aquello en realidad estuviera pasando, su mente hundida en un estupor abrumador mientras la mujer apretaba la mandíbula mirándolo directamente, tratando de contener su ira.

La señora Beckman se hallaba igual de impactada, tapándose la boca con los ojos llorosos mientras Conan se sentaba tembloroso de la cama, expectante.

—Lo sabía—musitó su madre con voz fría—te espero en la casa, y no tardes.

Y con eso se retiró a grandes zancadas, Conan sabía que quería mantener su postura frente a los demás, pero una vez estuvieran solos... Tragó saliva, temeroso y volteó hacia un congelado Roy aún sobre la cama, este le devolvió la mirada, el miedo reflejándose en sus expresiones.

—R-Roy—sollozó la señora Beckman de manera ahogada y el aludido tragó duro bajando de la cama en un paso.

—Ahora no, mamá—y cerró la puerta de inmediato, se acercó al chico que temblaba y se bajaba de la cama, poniéndose los zapatos.

—Conan—musitó nervioso, agachándose frente a él, notando sus ojos oliva inundados en lágrimas.

—No digas nada, tengo que irme—y se levantó, abrumado, pero antes Roy lo agarró del brazo y este volteó a mirarlo con las lágrimas deslizándose por sus mejillas.

Ambos se miraron nerviosos y llorosos, conteniendo el llanto que pugnaba por salir tembloroso. Conan se mordió los labios y se lanzó hacia él, plantándole un breve beso en la boca antes de irse casi corriendo. Roy se quedó observando la puerta, absorto, sintiendo un hormigueo en todo el cuerpo, como si se entumeciera ante la posibilidad de que ese fuera el fin de los dos. Y se hundió en pensamientos negativos y miedos que lo tenían al borde las lágrimas y le creaban un revoltijo en su estómago.

No quería que los separaran, pero lastimosamente, eso era lo que sentía que iba a pasar.

No quería que los separaran, pero lastimosamente, eso era lo que sentía que iba a pasar

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